CARTA ABIERTA 

En uno de los momentos más tensos de la relación bilateral entre México y Estados Unidos desde la guerra de 1846, Claudia Sheinbaum utilizó el aniversario de la Constitución para enviar un duro mensaje: México no permitirá que su soberanía sea pisoteada ni su dignidad vulnerada.

La mandataria respondió indirectamente a las amenazas del presidente Donald Trump, quien ha intensificado su retórica sobre una posible intervención militar para combatir a los cárteles.

La situación es inquietante. La presencia de un avión espía estadounidense y un portaaviones en el Golfo de Cortés alimenta especulaciones sobre un ataque quirúrgico a los cárteles de la zona norte de México.

Trump ha acusado al gobierno mexicano de proteger a los narcotraficantes. Los ha declarado organizaciones terroristas extranjeras, vinculando esta supuesta complicidad con la imposición de aranceles del 25%.

Aunque hay una tregua temporal, el ambiente sigue siendo volátil.

Sheinbaum, sin mencionar directamente a EE.UU., rechazó cualquier intento de «ingerencismo» o «intervencionismo».

Su discurso en Querétaro fue claro: “Cooperación sí, subordinación no”.

Frente a un público que la ovacionaba, recordó que México es un país libre, soberano e independiente, y advirtió que cualquier ataque a esos principios encontrará resistencia.

El contexto político añade complejidad.

Larry Rubin, presidente de American Society of Mexico, señaló que la reforma judicial, iniciada por López Obrador y seguida por Sheinbaum, será tema central en la renegociación del T-MEC en 2026.

Esta reforma, junto con la desaparición de órganos autónomos, ha generado preocupación entre inversionistas y autoridades estadounidenses, quienes temen que altere las condiciones competitivas del acuerdo comercial.

Mientras tanto, el secretario de Estado, Marco Rubio, insistió ayer en su narrativa de complicidad entre el gobierno mexicano y los cárteles. Justificó los aranceles argumentando que esa colaboración fue determinante.

Sin embargo, Sheinbaum considera que estas acciones «no ayudan» a resolver el problema del crimen organizado, lo cual complica aún más el diálogo binacional.

Lo cierto es que estamos ante un momento muy crítico.

Las palabras de Sheinbaum buscan consolidar unidad interna frente a posibles agresiones externas, pero también evidencian la fragilidad de una relación marcada por desconfianza mutua.

Si bien ambos países necesitan cooperar en temas como el narcotráfico y la migración, la retórica beligerante de Trump podría llevarnos a un escenario que hasta hace unas semanas parecería sacada de una película hollywoodense.

La escalada verbal puede derivar en consecuencias irreversibles.

Por ahora, Sheinbaum ha trazado una línea roja: la soberanía e independencia no son negociables.

Habrá que ver cual es el siguiente paso del yanqui.

 

Por Jorge Núñez

Periodista nacido en Villahermosa, Tabasco. Ha sido reportero de los diarios Contacto y a. m. de León, Guanajuato, además de Tabasco Hoy y Milenio Tabasco. También estuvo como jefe de la oficina del diario Correo de Guanajuato en la ciudad de León. Fue jefe Información de Diario Presente. Ha cubierto campañas presidenciales y a la gubernatura. Desde hace doce años es autor de la columna CARTA ABIERTA, publicada en varios portales electrónicos Twitter: @jorgenunez63