CARTA ABIERTA
La atención nacional (Reforma, El Universal, El Sol de México, Latinus) volteó hacia Tabasco. Pero no por la Feria 2025 ni por la elección de la Flor más Bella, sino por un episodio que huele a torpeza de algunos funcionarios que le fallaron al gobernador morenista Javier May.
El violento desalojo del miércoles en el Instituto Tecnológico Superior de Los Ríos, en Balancán, dejó una estampa que difícilmente se borrará de la memoria colectiva: jóvenes empapados en gas, golpeados, madres corriendo con el rostro cubierto, una escuela sitiada por fuerzas del orden.
Aunque algunos buscaron disfrazar el operativo como una medida pacífica para liberar la entrada al municipio, los videos, las crónicas de los medios y, sobre todo, las “benditas redes sociales”, mostraron algo diferente: estudiantes, docentes y padres de familia desalojados a la fuerza por el único “delito” de exigir la destitución del director Iván Arturo Pérez Martínez, acusado de abuso, corrupción y negligencia.
Tres nombres cargan con la mayor responsabilidad: la alcaldesa Beatriz Castañón, la secretaria de Educación Patricia Iparrea, y el emecista Javier Vargas Ramón.
Cada uno, desde su rincón burocrático o partidista, tuvo la oportunidad de prevenir el desastre y prefirió patear el bote, ignorar el enojo, minimizar el hartazgo. El resultado: heridos, indignación y un gobernador obligado a dar la cara por una decisión que, se asegura, buscaba evitar.
Lo más absurdo es que antes del desalojo llegó Vargas Ramón, dizque a mediar, pero terminó siendo abucheado y echado por la misma comunidad del Tecnológico. Su presencia fue vista como una provocación. Peor aún, dentro de Movimiento Ciudadano aseguran que no tenía ni permiso ni mandato para intervenir. Su tropiezo en Balancán podría costarle la silla en MC como presidente del Comité Estatal de Organización Electoral, ya que acudió como representante de la Secretaría de Educación del gobierno de Morena.
El fondo del conflicto fue tan claro como vergonzoso. Los estudiantes llevaban más de un mes protestando por el pésimo estado del plantel y por las acusaciones contra el director, señalado por encubrir casos de acoso, nepotismo y manejo turbio de recursos. Las protestas crecieron, la comunidad cerró filas y la única respuesta fue el garrote.
Lo que pasó en Balancán revela que las autoridades no siguieron el ejemplo de la izquierda de López Obrador, quien si por algo se distinguió en sus décadas de lucha social fue por encabezar marchas de protesta ante diversas injusticias de los Gobiernos en turno.
Mientras se pasa factura a los funcionarios incapaces de evitar que el conflicto se desbordara, el hermano de AMLO, José Ramiro López Obrador, quien funge como secretario de Gobierno, anunció en horas de la tarde sobre la destitución de Iván Arturo Pérez Martínez y la llegada de un director sustituto. También dijo que el acceso al municipio fue liberado.
Tabasco se hizo noticia nacional. No por su feria, ni por los artistas en su palenque de gallos , sino por una escena digna de otros tiempos que se creían ya superados.