CARTA ABIERTA 

La ola de supuestos sobre un distanciamiento entre Palacio Nacional y Palenque encuentra su punto de ebullición tras el atentado contra dos colaboradores de Clara Brugada. Ese acto —interpretado por muchos como un mensaje a Omar García Harfuch— sacudió la lógica de “abrazos, no balazos”, cuestionando la vigencia entre dos visiones políticas que parecían destinadas a marchar de la mano, sin sobresaltos.

Desde la designación de ‘Batman’ como secretario de Seguridad, Sheinbaum optó por un viraje sutil pero definitivo en el tema más delicado de la agenda nacional. Aunque no ha roto con la retórica de su mentor, las cifras hablan solas: operativos simultáneos en varios estados, detenciones masivas y los decomisos más grandes de sustancias ilícitas en décadas.

Esta contundencia contrasta con la cautela del sexenio anterior y pone al descubierto una estrategia calibrada por Harfuch, erigido como la mano firme del gobierno de la república.

Y la sintonía cada vez más clara con el gobierno de Donald Trump refuerza esta pauta.

La cooperación militar para erradicar laboratorios de fentanilo bajo la mirada de soldados norteamericanos, según reveló una gráfica del diario La Jornada, estuvo acompañada de palabras de funcionarios de alto nivel en Washington, elogiando los avances de Sheinbaum en seguridad.

La próxima visita de Marco Rubio promete sellar un compromiso todavía más estrecho, un paso que López Obrador nunca dio y que coloca a la huésped de Palacio en un escenario donde parece no haber marcha atrás, y donde cuenta con el respaldo de la opinión pública.

A pesar de lo anterior, la presidenta insiste en desmentir fisuras: “No hay ruptura alguna con el presidente, ni la habrá; aunque es lo que quisieran los opositores”, declara una y otra vez, convencida, cuando se le pregunta.

Pero tal certeza verbal va de la mano con la creciente autonomía de su gabinete de seguridad.

El arresto y expulsión de delincuentes de alto riesgo subraya un propósito: tomar distancia de ese estilo conciliatorio que tantas críticas tuvo en su momento del presidente Trump y de su gabinete de seguridad.

El asesinato de los allegados de Brugada, cercanos también a ‘Batman’, añade un matiz de intriga: ¿fue un reclamo al giro enérgico en esta lucha, un aviso de que, tras bambalinas, algunos intereses aún no aceptan la nueva pauta?

Esta incógnita mantiene otras dudas: ¿hasta qué punto las agendas de Palacio Nacional y de Palenque caminan ya por su cuenta?

Es posible que no estemos frente a una ruptura total, pero sí ante el nacimiento de un escenario paralelo. Uno que convive con el discurso lopezobradorista, y otro, el presidencial, que a la hora de actuar prefiere impronta propia.

Una señal importante estará en la próxima visita de Marco Rubio.

Si el secretario de Estado de Trump regresa a su país con acuerdos firmados y Harfuch consolida el respaldo de Sheinbaum, las diferentes pautas entre Palacio Nacional y Palenque se harán más que evidentes.

Y entonces descubriremos si detrás de los gestos de unidad ante los morenistas late un nuevo mapa de poder. Uno que, por su enorme complejidad, admite varias explicaciones.

 

: LA RÚBRICA

Lo que ocurre en Villahermosa y en comunidades como Acachapan y Colmena es una radiografía del abandono institucional al que la CFE nos ha acostumbrado. No es un caso aislado: se trata de una infraestructura vieja, oxidada, que revienta al menor accidente. La gestión de Manuel Bartlett dejó un reguero de postes podridos, transformadores caprichosos y cuadrillas de respuesta más lentas que el papeleo burocrático. Seis años en los que no se modernizó nada, pero sí se repitió el viejo cuento nacionalista para justificar una empresa cada vez más ineficaz. Igual que Octavio Romero en Pemex, Bartlett convirtió a la CFE en una maquinaria pesada, torpe, desconectada de la gente. No hay justificación para que una comunidad entera pase días sin luz tras un accidente predecible. El cierre de carreteras por parte de ciudadanos hartos es más que un berrinche: es una protesta desesperada ante una empresa pública que ya no sirve a nadie, salvo a quienes la administran desde la comodidad de sus oficinas… El nuevo mercado “Florentino Hernández Bautista”, en Gaviotas, es el retrato de una gestión federal ineficiente, improvisada y costosa. Sedatu, en tiempos de Román Meyer, destinó 177 millones de pesos para entregar un edificio sin agua, sin luz, con filtraciones en el techo y espacios mal distribuidos. La alcaldía de Centro ha tenido que recoger los escombros administrativos de una obra que jamás debió inaugurarse en esas condiciones. En efecto, el Ayuntamiento recibió la obra ya concluida —o, mejor dicho, abandonada en su supuesta “etapa final”— sin haber intervenido en su diseño, planificación o ejecución. Su papel se limitó a habilitar el uso del espacio, atender a los locatarios y enfrentar las consecuencias de un proyecto ajeno. La administración municipal ni firmó el contrato, ni adjudicó la obra, ni participó en las decisiones técnicas que derivaron en el desastre actual. Exigirle responsabilidades sería desviar la atención del verdadero responsable: el incompetente Román Meyer. La empresa COINSA, con antecedentes turbios y deudas pendientes, fue elegida por Sedatu para ejecutar una obra que ya muestra signos de ruina. También impusieron su estilo desordenado en el malecón, un parque municipal de béisbol inconcluso, y otra remodelación tercermundista en el parque “Centenario 27 de Febrero”. Se actuó sin entender el territorio tabasqueño ni escuchar a los expertos locales. Meyer debería ser llevado a los tribunales… El Congreso de Tabasco ha dado una lección de civilidad al país: por fin, se toma en serio la defensa de los animales. La reforma al Código Penal, que castiga con hasta 15 años de prisión el maltrato que derive en la muerte de un animal, es una respuesta firme y necesaria. Tres personas ya han sido vinculadas a proceso, lo que demuestra que la ley no se quedará en el papel. Durante años, perros y gatos han sido víctimas de una crueldad que no encontraba castigo proporcional. Hoy, con esta reforma, Tabasco atiende el clamor social; pone un freno contundente al salvajismo disfrazado de impunidad. Bien por el Congreso, bien por el PVEM y bien por cada persona que empujó este avance. Ahora, toca vigilar que se cumpla y se multiplique en todos los municipios.

Por Jorge Núñez

Periodista nacido en Villahermosa, Tabasco. Ha sido reportero de los diarios Contacto y a. m. de León, Guanajuato, además de Tabasco Hoy y Milenio Tabasco. También estuvo como jefe de la oficina del diario Correo de Guanajuato en la ciudad de León. Fue jefe Información de Diario Presente. Ha cubierto campañas presidenciales y a la gubernatura. Desde hace doce años es autor de la columna CARTA ABIERTA, publicada en varios portales electrónicos Twitter: @jorgenunez63