CHAPALEO

      ESTA GENERACION que se niega a morir sigue creyendo que todo tiempo pasado fue mejor, intransigencia que se materializa cuando al llegar a la ventanilla de alguna oficina de gobierno, de un banco o la caja registradora de cualquier plaza comercial la persona que atiende nos dice “se cayó el sistema”

      “NO ES posible”, decimos o solo lo pensamos, ¿en manos de qué o de quienes estamos?; es que ante el infinito crecimiento tecnológico esto no debe ocurrir, ¿o es que nos gana la emoción y no pensamos en alternativas que no afecten la actividad económica del mundo globalizado que estamos construyendo?

       EN AQUELLOS tiempos, al que me refiero, hará unos 60 años, cuando todavía estaba en pañales esta alta tecnología de la que  hoy “disfrutamos”, como que éramos más creativos;  por ejemplo, en una casa rural como no había gas para cocinar los alimentos, la leña funcionaba a la perfección y la oscuridad se eliminaba con la luz de candiles o velas; médicos y medicinas eran suplidos por curanderos que aliviaban con yerbas; no había carreteras ni vehículos pero estaban los caballos o burros y cayucos que nos trasladaban a las ciudades en donde las tiendas operaban a base de cajas registradoras manuales para no detener las actividades en caso de los “apagones”

        EN AQUELLOS tiempos la gente no moría de cáncer, ni de hipertensión, ni triglicéridos, de diabetes, ni piedras en los riñones, ni de osteoporosis, divertículos y muchos menos de obesidad, como que entonces éramos más vegetarianos, claro, no existían los refrescos embotellados, ni la comida chatarra.

     ¿Y CÖMO nos damos cuenta de que aquellos viejos tiempos fueron mejores?  Pues porque ahora con la amenaza letal de COVID hemos perdido la fe en los médicos y buscamos alternativas que nos recomiendan los vecinos, remedios caseros para preparar té, ingerirlo o inhalarlo como la hoja de momo, de guayaba, aguacate, laurel, menta, el ajo, la cebolla, oreganón, limón, maguey, yerbabuena, albahaca, etc.

     Como extraño a doña Trina Pérez y a doña Elena Bastar, dos hermosas señoras que allá en mi ranchería a base de ensalmos y rameadas de cocohite me mandaba de nuevo a jugar por el campo, libre de sarampión, espanto de culebra o de rayo, calentamiento de cabeza, mal de ojo, tutupiche, mollera caída, chichimeca, varicela, empacho, tos. Si ellas vivieran ya hubieran erradicado al COVID con menos costo de dinero y de vidas humanas.

      EN ESTOS nuevos tiempos todo ha cambiado, hasta los nombres de las enfermedades; hoy para cada mal un nuevo especialista, así nacen los Podólogos que no son los que podan el pasto, Patólogos que no son los que curan las patas, oculistas no son los que curan el ¿qué?     

        ESTAMOS regresando a aquellos tiempos de cuando teníamos a la mano la medicina herbolaria, la natural, la cultivada en casa, no la embotellada ni empaquetada en cápsulas o pastillas

    Y CLARO que hay más, mucho más, pero por hoy me voy, no sin antes comentarles que, aunque hay un médico especialista para cada enfermedad, los médicos generales de antes siguen siendo los mejores. Sabe más el diablo por viejo que por diablo.

Por Samuel García Villegas

Alumno de la facultad de Ciencias y técnicas de la comunicación en la Universidad Veracruzana. Jefe de Redacción de Diario PRESENTE Director de noticias NOTINUEVE, Teleemisoras del Sureste, S.A. de C.V. Jefe de Informacion de Diario Novedades de Tabasco, conductor de noticias en radiodifusora XEACM. Corresponsal de NOTIMEX, Premio estatal de periodismo l991. Reconocimientos por 40 y 50 años de actividad del Club Primera Plana Autor de la columna Chapaleo en el Diario de la Tarde y en redes sociales.