LA POSTA
TRAGO LARGO. La caminadora es un aparato para hacer ejercicio donde la persona trota velozmente y suda copiosamente sin moverse del mismo lugar. Síndrome se refiere a un conjunto de síntomas característicos de un cuadro patológico determinado o un conjunto de fenómenos que concurren y caracterizan a una determinada situación. El gobierno actual padece el síndrome de la caminadora, muestra una actividad febril estresante no apta para cardiacos ni hipocondriacos, todos madrugan a sus actividades con fuerte dosis de presión, pero al final del día no se ven resultados lo que aumenta el stress y la angustia. Conocí a un vendedor estrella que presumía de muy trabajador y pidió un aumento de sueldo argumentando que desde las 4 de la mañana ya está en el mercado tomando café con posibles clientes y su jefe le respondió: “Si, pero a las 12 ya estás pedo” No por mucho madrugar amanece más temprano. Pordiositosanto.
RON DE CAÑA. “No me siento nada bien/ que me llamen al notario/ que todo lo que yo tengo/ quiero hacer un inventario” Eso dijeron Los Aragón en ritmo de guaracha y presto acudió el secretario de gobernación, Adán Augusto, en su calidad de notario público y gobernador con licencia, a dar fe del testamento político de nuestro querido personaje al que Gabito García Márquez, si viviera, seguro le dedicaría un libro cuyo título estaría ligado a la fiebre tropical que azotó Macuspana una tarde de enero de 2022 provocando una nueva epidemia de amnesia que el paisano se encargó de propagar por todo el territorio nacional.
TEQUILEÑO. Una epidemia con una variante agresiva que despierta cuando menos dos síndromes descubiertos recientemente: el del vocho viejo y el de la caminadora. El del vocho viejo que ya mencioné en pasada colaboración, se refiere al viejo vehículo VW que presenta fallas constantes pero al llegar al taller se comporta como un nuevo auto de lujo BMW, este síndrome se manifiesta en este proceso pues a pesar de los malestares que presenta el paciente, al llegar a la clínica militar en Campo Marte, resulta que se encuentra al 100, bateando arriba de los trescientos y los médicos se cuadran y le extienden a nuestro querido personaje un certificado de buena salud para continuar en campaña electoral permanente por todo el país.
PACHITA. El testamento político al que me refiero, parece ser resultado de la combinación de estos dos síndromes, pues derivado de la preocupación por la cercanía de comprobar los vagos resultados de las decisiones políticas y financieras que han puesto al país de cabeza, se pasó a la prueba de esfuerzo y el cálculo del tic tac del corazón hasta llegar al cateterismo y de ahí a recalcar que se goza de buena salud pero por si las moscas, redactar su antepenúltima voluntad pues se trata de dar órdenes e instrucciones en vida o post mortem, atribuciones que solo están reservadas a las almas inmortales.
LA CAMINERA. De nada ha servido correr tan rápido durante más de tres años atropellando a los que se atreviesen y llevándose de corbata a medio mundo, para que las cosas continúen igual o peor que antes. A pesar de todas las reformas, cambios radicales, programas sociales, grandes obras en construcción, austeridad y combate a la corrupción, el elefante reumático sigue echado repastando sin moverse del mismo lugar. Sin duda, el síndrome de la caminadora en todo su apogeo. Sea por Dios.