LA POSTA
TIEMPO TEQUILERO. La primera vez que conocí y sentí frío intenso fue un lejano diciembre previo a Navidad cuando acompañé a mi madre a visitar a una de mis hermanas radicada en la capital del país. Al caminar por esas calles del hoy llamado Centro Histórico de la CDMX, sentía el viento helado salir de los edificios hechos de piedra negra y pasaban las horas y no había manera de que mi hermana y mi madre terminaran de comprar. Visita obligada a la torre Latinoamericana y la Alameda Central, más compras y una parada técnica para comer unas flautas con crema en “Los cocoteros” o un chocolate, café y pan en algún café de chinos, pues no había para La casa de los azulejos de Sanborns, el Café de Tacuba o el Café Habana, por mencionar algunos de esa época. Por la noche, la sábana parecía mojada hasta que el cuerpo y una colcha encima lograban calentarla. Pordiositosanto.
PARA LLEVAR. Van casi dos meses de frio en Tabasco, de lluvia incesante y los pronósticos de febrero son de más lluvia y la amenaza permanente de la pandemia. No tengo nada contra el frío, al contrario, junto con la sal son dos excelentes conservadores naturales de alimentos. Hay de fríos a fríos. No es lo mismo el frío de la CDMX, el de San Cristóbal de las Casas, de la sierra Tarahumara en Chihuahua, el de Puebla, de Toluca, el de Tlaxcala, o el de Zapotlán El Grande en Jalisco que el de Tabasco, aquellos son secos y el nuestro es húmedo e insalubre. El anuncio de una tormenta invernal esta semana ha puesto a los tabasqueños contra la pared, pues el consumo de electricidad, gas y gasolinas se disparan y con las lluvias y el mal tiempo el comercio languidece, los negocios están de capa caída y dan ganas de comer pan con café o chocolate todo el día con el riesgo de sumar colesterol y triglicéridos.
COLCHAS. La realidad, los chocos no estamos preparados para el frío, las colchas y pijamas escasean y las recámaras ubicadas regularmente en el piso superior de las casas de mampostería sin recubrimiento aislante reciben todo el día el viento invernal convirtiéndose en húmedas congeladoras. Con este tiempo tequilero en Tabasco bañarse es un acto temerario. La colcha del tigre de bengala que compró mi esposa en una feria de mayo hace una década olía a humedad, ni modo de asolearla pues el astro rey anda de vacaciones así que ha plancharla mediante un sistema de tintorería improvisado. De pijama nos ponemos algún pantalón deportivo combinado con playeras de antiguas campañas políticas.
LA CAMINERA. Con la lluvia de estos días es muy riesgoso conducir un auto en Villahermosa o en cualquier ciudad de Tabasco pues no hay una calle en buen estado desde hace más de dos años y las obras para mejorar la vialidad se han convertido en una trampa mortal para los automovilistas y transeúntes como se advierte en los pasos a desnivel en Ruiz Cortines, Avenida Universidad y Guayabal. La lluvia, a pesar de no ser tan intensa como otros años, ya derrumbó el malecón de Tepetitán en Macuspana y el de Iquinuapa en Jalpa, obras del gobierno de la 4T que apenas aguantaron entrega, la foto oficial y los halagos de los analistas orgánicos. Con mitad honestidad y mitad corrupción, nada puede salir bien. Hay paisanos tequileros de mucho mundo que prefieren el frío, yo, a pesar de los inconvenientes, me quedo con el calorcito. Sea por Dios.