De Primera Mano
Distante casi mil kilómetros, pero cerca por la magia del internet, Alejandro Encinas retorció el rostro a manera de sonrisa a través de la gigantesca pantalla. Conforme la imagen perdía resolución por el acercamiento, del otro lado de la barrera digital comenzaron las rechiflas en contra del subsecretario de Derechos humanos de la Secretaría de Gobernación.
¿Qué motivó la reprimenda? En el estrado del auditorio Daniel Zebadúa, de San Cristóbal de las Casas, Chiapas, uno de los primeros ponentes del Encuentro Nacional de Periodistas, realizado viernes y sábado de la semana pasada, le reclamó al funcionario que haya tenido que hacer “algo más importante” que acudir a la reunión con el gremio de comunicadores efectuado en esa fría ciudad colonial.
A través de la videoconferencia, el ex jefe de Gobierno de la Ciudad de México soltó una risa nerviosa y acaso la deplorable trasmisión virtual deformó el gesto hasta hacerlo ver como burla. O eso percibió una colectividad dolida, rota por las muertes sin fin de colegas.
La reunión estaba tensa. Ya le habían gritado al micrófono “Santa Claus” al funcionario, que por momentos parecía atento y pensativo mesándose la barba blanca generadora del apodo mientras garabateaba en un cuaderno.
Vía Zoom se conectaron representantes de organizaciones gremiales de México y en el mundo, y ofrecieron números fríos de la matanza que viene ocurriendo desde hace por lo menos cuatro sexenios: con Vicente Fox Quesada hubo 101 asesinatos, con Felipe Calderón 96, con Enrique Peña Nieto 106 y en lo que va del mandato de Andrés Manuel López Obrador han ocurrido 56.
Intercalados con los ponentes de la asamblea, en la que uno de los principales acuerdos fue pedir al presidente que detenga el clima de hostigamiento contra los colegas, si bien hubo planteamientos para dejar claro de que no todos los periodistas somos Carlos Loret, muchos ofrecieron horrendos testimonios de atropellos.
En la tarima, familiares del periodista Fredy López Arévalo, asesinado el 28 de octubre del año pasado en San Cristóbal de las Casas, ponían el tinte rojo: los varones portaban chalecos antibala al descubierto en una postal de pavor.
Afuera del viejo edifico, personal de la Guardia Nacional cubría sitios estratégicos para garantizar la seguridad de los más de 200 periodistas asistentes.
A nombre de la familia, un hijo de Fredy narró la manera –con una investigación paralela que debería constar en el expediente de la investigación oficial– en que las autoridades de Chiapas le quieren dar ‘carpetazo’ al homicidio del periodista.
Lo puntual del documento leído provocó que, al final de su participación, Encinas se comprometiera a que la Fiscalía General de la República (FGR) atraiga en la Ciudad de México el expediente para que no quede impune el asesinato.
Y es que el gobierno de Rutilio Escandón ha concluido que, como los cadáveres de los autores material e intelectual del homicidio del periodista fueron encontrados en la cajuela de un coche quemado, ya se aclaró el caso.
Encinas también se comprometió a acudir en persona al siguiente encuentro; y ofreció revisar el Mecanismo de Protección para Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas que existe en México desde 2012.
Por dos días, los periodistas fueron el centro de atención de los medios y las redes sociales.
En la realidad, desgraciadamente no pasará mucho tiempo para que otro reportero sea silenciado por las balas.