El desánimo

Salida.- Sin el ánimo de ir contra la corriente, sin esa intención de contradecir lo que dice el presidente pero aún no hemos descifrado el llamar “aspiracionistas” a todos los que queremos la superación, una vida mejor para nosotros y nuestras familias cuando nos receta el mismísimo jefe del ejecutivo otra frase para un sesudo análisis al salir en defensa de los delincuentes que “también son seres humanos” justo cuando son personas (eso sí) que han decidido ponerse al margen de la sociedad sacando lo peor de ésta y que si alguna excusa tendrían es que los gobiernos los han orillado a delinquir, pero esta es una jugada de tres bandas en una de ellas está la ciudadanía que poco o nada tiene que ver con la desgracia -si se le puede llamar así- en que han caído.
No son daños colaterales, tampoco que paguen justos por pecadores pues en realidad lo que percibimos los mexicanos es una gran pasividad para combatir a los criminales y muy poco se ha hecho por la seguridad pública, de manera que esa actitud ante quienes decidieron actuar al margen de toda ley no se puede justificar de manera alguna y mientras hay más pobres y desempleados, lo único que nos falta es que nos pidan a los pocos que vivos en paz -aunque no tranquilos- es que adoptemos a un desvalido sicario que no tiene más forma de ganarse la vida que delinquiendo, matando gente que ni conoce ni le debe nada.
CIERRE
Además de la inseguridad y zozobra por los crímenes y feminicidios, lo que nos invade a los ciudadanos es el desánimo por la valiente defensa que significan nuestras autoridades que, antes de combatir el delito ahora tendrán la consigna de velar por la seguridad y derechos humanos de quienes agreden a la sociedad sin importarles -eso sí a ellos- que las víctimas sean hijos, hermanos, padres o cualquier pariente incluso de otras bandas y ese desánimo crea descomposición social que ojalá no termine en estallido como dice la diputada Casilda Ruiz Agustín del PMC.