Poder Político

Quizás por la farsa que quienes se asumen como político y presumen ejercerla, sin gran provecho de bien común cuando quedan mucho a deber a la voluntad popular, es que el colectivo social manifiesta su hartazgo, aunque Tabasco marca la excepción entendiendo que gran parte de las pláticas de café versan sobre la vida pública, situaciones y actores.
Aquellos años 30´s del siglo XX cuando el General Lázaro Cárdenas del Río en su visita a Tabasco, durante la segunda gestión de Tomás Garrido Canabal, quedó admirado porque en el edén se hizo realidad el ideal revolucionario como estilo de vida, bautizándole como «El Laboratorio de la Revolución Mexicana».
En el contemporaneidad esta entidad transitó a erigirse como el «Laboratorio de la Democracia», teniendo en cuenta que gran parte en el andamiaje del Sistema Electoral Nacional ocurrieron primero en el epicentro de la Civilización Olmeca, la cultura madre mesoamericana que fue el ramal de las otras tantas extendidas en el sur y sureste de México y hacia Sudamérica.
La política que han vendido sus actores públicos, sin embargo, ha llegado al punto del hartazgo nacional, por obviedad de razones; luego de optar por una y otra opción de candidato y partido político hasta desembocar en Morena, reconocidos estos a sí mismos como un movimiento.
El Informe País del Instituto Nacional Electoral, un estudio llevado a cabo por académicos versados en el estudio de la democracia, visibilizó con el soporte documental y de campo que efectivamente el colectivo social en general no digiere lo que tenga que ver con el denominado ejercicio del arte de lo posible.
La ciudadanía mexicana aborrece lo reiterativo de lo que suene a político, aun cuando este es un asunto es tan delicado que no se debe dejar en el monopolio de los actores públicos. Por lo contrario, debe ocupar a todos, a la democracia participativa, quienes ejercer el voto, y a la democracia representativa, las autoridades públicas de gobierno.
En medio de la controversia por la «Reforma Electoral» no es pertinente, llevando al caos el 2 de junio de 2024 las votaciones Presidencial y Congresistas Federales, además de la concurrencia a nivel local en las 32 entidades estatales para renovar alcaldías y/o legislaturas, sumando a 9 gubernaturas.
Quienes en a Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, pujan por sus respectivas Iniciativa de Reforma Electoral deberían ocupar la sensatez entendiendo que literal queda escaso un año calendario de aquí al 2 de junio de 2023, exactos 90 días previos a la semana en la que el INE declarará el inicio del «Proceso Electoral Federal 2023-2024».
Lo que queda en el margen de maniobra es nada entre que si logran o no conciliar una Minuta de «Reforma Electoral» con el visto bueno de las dos terceras partes entre diputados federales y luego por los senadores, para pasar al ámbito de las legislaturas locales requiriendo el visto bueno cuando menos de 17. Instrumentarla equivale a la anarquía, a una revuelta, a un suicidio, nada deseable.
No en vano sí se podrían trabajar en la «Calidad dela Democracia» desde la arista partidista elevando al 5 por ciento el umbral mínimo de votación a obtener, exigiéndole ser competitivo en la postulación de candidaturas y en la plataforma electoral, armonizada con su respectivo principios de doctrina y el programa de gobierno.
Una asignatura impostergable debería ser establecer un Artículo Transitorio Constitucional para las 6 entidades que tuvieron elección este domingo para que sus períodos de gubernatura se acoten a 5 años y las 2 del siguiente 2023 a 4 años para renovar todas a partir de las intermedias de 2027, sumando 23. Bajo este paraguas sólo habría renovación de Autoridades Públicas de Gobierno aparejada a la Presidencial y en la Intermedia.
Aún más, deben hacer competitivas las candidaturas independientes y exclusivas para la sociedad civil, cerrando la puerta a los tránsfugas de partidos políticos.

Bitácora

Sin filias ni fobias, el Presidente de México está obligado a estar a la Cumbre de las Américas, este país sin el vecino es nada.
eduhdez@yahoo.com

Por Eduardo Hernández

    Periodista y Analista Político, graduado por las Universidades Olmeca, Iberoamericana, Complutense de Madrid y Tecnológico de Monterrey, además del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. 27 años de experiencia profesional en el ejercicio del Periodismo Análisis, Consultoría, y Comunicación Institucional vinculado a los temas electorales, en Tabasco y Ciudad de México. Autor de la columna «Poder Político» que se publica cada semana  en Diario Presente y en Diario de Yucatán. Autor también del libro «Luchas por el Poder en Tabasco: 1825-2012» que documenta 187 años de historia y legislación electoral, editado por la Universidad Olmeca.