Franja Sur
En las elecciones del domingo pasado Morena aplicó en al menos cinco estados el modelo electoral tabasqueño, el cual les funcionó en cuatro de los seis estados en disputa.
Solo en Oaxaca se postuló a un candidato que viene del PRD.
Esta estrategia consiste en postular a ex militantes del PRI y relegar a los fundadores de Morena, quienes son utilizados sólo en las campañas políticas para hacer proselitismo en las comunidades y colonias, así como pegar y repartir la propaganda electoral.
La otra táctica ha sido enviar a las entidades en que se realizan los comicios a operadores de Tabasco que destacaron en esta entidad, cuando militaron en el viejo PRI, en “fraudes electorales” como la compra de votos, persuadir bajo cantidades económicas a funcionarios de casillas y representantes de los otros partidos.
Son los que le saben al tema de maniobras electorales oscuras que, fueron acuñadas en el viejo PRI y, muy aprendidas por no pocos de los ex priístas que hoy se apoderaron del partido fundado por el presidente López Obrador.
Veamos a los ganadores por Morena: En el estado de Hidalgo, considerado de los últimos bastiones del tricolor, ganó Julio Menchaca, quien militó por más de 30 años en el PRI, partido en el que aspiró a gobernador en el año 2005.
Fue en el 2015 cuando renunció a su militancia en el priísmo.
En el estado de Tamaulipas se declaró triunfador Américo Villareal Anaya, hijo de exgobernador del PRI y militante del tricolor durante cerca de tres décadas, partido al que ingresó en 1981 y en 2017 renuncia al priísmo para contender por la Senaduría de Tamaulipas con el partido Morena.
Estos son, pues, sólo dos ejemplos de la estrategia electoral del partido de moda, conocido como el “modelo tabasqueño”, que está siendo trasladado a otras entidades del país con rotundo éxito.
El plan piloto despegó en Tabasco con la postulación de Adán Augusto en las elecciones de 2018, un ex priísta que incluso fue coordinador de campaña de Manuel Andrade Díaz, candidato del PRI en los comicios por la gubernatura en el año 2000, los que por cierto anuló el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación por “tramposos”, y, repito, figuró como cabeza de esa campaña el hoy Secretario de Gobernación.
Es por ello que, en Tabasco, las fuerzas del lopezobradorismo y de izquierdistas puro, se han “puesto las pilas”, para ya no permitir que la corriente advenediza del PRI, encabezada por el secretario de Gobernación, siga avanzando en las filas de Morena en Tabasco.
«Los que traiciona una vez, traicionan siempre”, se escucha decir entre fundadores y militantes de la corriente opositora que caminó en los éxodos a lado de López Obrador y tomaron parte en la toma de Plaza de Armas en enero de 1995.
Así, la lucha que se viene en Tabasco, será interesante, aunque, hasta donde sabe este columnista, para los comicios de 2024, el presidente les reconocerá el trabajo a los fundadores de la izquierda tabasqueña, pues desde Palacio Nacional se dice que ya le pagaron la factura a don Adán Augusto.
Ello no quiere decir que el gobernador con licencia y su grupo se quedarán sin poder en las postulaciones de los próximos comicios, pero al parecer ya no se quedará con todos los huevos de la canasta.
Por eso, al saber que cuentan con el apoyo de López Obrador, el lopezobradorismo puro ha comenzado a mover a sus partidarios más cercanos, a los de confianza, en comités de promoción del voto, los que comenzaron en colonias y comunidades de los municipios, donde los llamados “traidores del viejo PRI” no son bien visto.
Ahí se las dejo.