LA POSTA
CLAVE DE SOL. Todo empezó bailando mambo, con las rumberas, los cantantes y músicos cubanos en la época de oro del cine mexicano, de ahí hasta la revolución cubana con Fidel y sin Fidel, con el Che y sin el Che. La ciudad descansaba en un mar de silencio, la música se había escapado por una rendija y en eso llegó Bartolomé Maximiliano Moré Gutiérrez a Villahermosa. En la ribera del Grijalva se enamoró de Juanita Bocanegra Durán, una enfermera mexicana. Nadie puede corroborar que amenizó un baile en la terraza Arcos de Macuspana acompañado por su paisano Mariano Mercerón. Quizás nunca estuvo aquí, quizás fue una historia inventada como la falsa muerte de Pedro Infante o de Federico García Lorca, sin embargo, la realidad es que en los 50s la comunión de Cuba con México y en particular con Tabasco, pasaba por el cuaderno pautado del trío Matamoros, la orquesta de Pérez Prado y la banda Gigante dirigida por quien fue bautizado en el DF con el nombre de Benny Moré (1919-1963), el bárbaro del ritmo, el sonero mayor de Cuba. Pordiositosanto.
CORCHEA. Tanto se sembró en México el buen Benny que vestía como pachuco, estilo Tintan, aquí se hizo famoso y al triunfo de la revolución de Fidel Castro (1959) decidió permanecer en Cuba hasta su muerte en 1963. En Xalapa, Veracruz, un catedrático de la Universidad Veracruzana me mostró su colección personal de objetos relacionados con Benny Moré, acetatos de 33 revoluciones, algunos autografiados; ceniceros de cabarets de la Habana donde actuó, una corbata que supuestamente perteneció al Sonero y fotografías, muchas; una efigie en madera del cantautor definido por el maestro veracruzano como el mejor cantante del mundo por su expresiva voz de tenor que le daba un matiz sonoro y sensual imitado por todos los grandes de su época.
FUSA. Sociólogo o psicólogo social nato, aún sin leer El laberinto de la Soledad de Octavio Paz (1950), conocedor de nuestro carácter desde 1945 cuando llegó a la ciudad de México con el Trío Matamoros y se quedó a vivir muchos años, Benny certificó en su canción Bonito y Sabroso que los mexicanos bailan el mambo igual que los cubanos, que nos parecemos mucho: “Que hasta parece que estoy en La Habana, cuando bailando veo una mexicana. No hay que olvidar que México y La Habana, son dos ciudades que son como hermanas, para reír y cantar”. Cuba y México, unidos por siempre. No se puede negar el importante papel del gobierno de México en el proceso de la revolución cubana, ni la influencia de Fidel Castro y el Che Guevara en México, desde las aulas universitarias hasta el movimiento ideológico del actual gobierno mexicano. Han sido muchos años de coincidencias.
LA CAMINERA. Bajo el mismo sol, el mismo calor, los mismos gustos, los mexicanos y los cubanos, como dice Benny Moré, somos como hermanos. Aparentemente todo empezó bailando mambo, con las rumberas, los timbales, los beisbolistas, los cantantes, la comida, el ritmo, con el son montuno, pero estas coincidencias entre los dos países han ido más allá, se han adentrado en el ámbito político, social, económico e ideológico. Para reír y cantar. Sea por Dios.