AGUADORES
CANDILEJAS. Al estilo de Cristina Pacheco, lo digo sin empacho: Aquí nos tocó sobrevivir. En un estudio regional de la UNAM a manera de tesis, titulado: “Tabasqueños, pobres desigualados” de Vanessa Medina Cornelio, publicado en 2018, se lee: “En conclusión, Tabasco el estado proveedor de riqueza a la nación tiene alrededor del 60% de su población viviendo en pobreza (moderada y extrema), siendo como se diría comúnmente, candil de la calle y oscuridad en su casa; algunos motivos relacionados con la pobreza son el alto desempleo y la inseguridad”. Han pasado cuatro años y esta conclusión se mantiene vigente y empeorando según datos del Coneval, a pesar de las grandes obras que realiza en el estado el gobierno federal por instrucciones del paisano presidente, Andrés Manuel López Obrador. Pordiositosanto.
FAROLAS. Cuando la situación empeoró en Tabasco por la caída de los precios del petróleo y la desatada corrupción del sexenio pasado, ya en plena elección presidencial, concebí la sibilina idea que con un presidente tabasqueño, por decreto saldríamos de la pobreza, pues bajo condiciones normales nunca lo lograríamos, el camino más corto y único para rescatar a Tabasco, me dije a mi mismo, es la presidencia de la República, como pasó con Puebla, con Veracruz, el Estado de México y los estados del norte que han tenido presidentes cuyas acertadas acciones les han garantizado progreso permanente a sus terruños nativos. La realidad rápidamente me hizo ver mi error, que no se puede mejorar las condiciones de vida de una población por decreto sino se elaboran proyectos viables y rentables que generen riqueza de manera permanente para todos.
LÁMPARAS. Los tabasqueños somos como el agua, tomamos la forma de los continentes, nos escapamos de las manos, nos calentamos y nos evaporamos con el sol, aunque conocen nuestra formula, H2O, no pueden reproducirnos en laboratorio, somos como somos. La mayoría de los políticos chocos, cuando hablan de proyectos, los hacen en el aire sin tocar el piso. Recientemente escuchamos de nuestro flamante secretario de gobernación y precandidato presidencial, Adán Augusto López: ¿Qué tal y si llevamos agua de Tabasco a Sonora? Tal proyecto, podría muy bien llamarse TabSon, para que cuadre con aquel grupo de rock de Agua Prieta, Sonora que formó un familiar del hoy gobernador de ese estado del norte, Los Apson. Para tal proyecto ya se adelantó Máximo Moscoso, recién designado por Adán como delegado de la SEGOB en Sonora.
LA CAMINERA. A pesar de lo descabellado que puede parecer tal propuesta de Adán, ya hay en camino un plan maestro para el acueducto de Tabasco al norte del país, proyecto que se propuso desde la época del gobernador Leandro Rovirosa y hace 10 años fue replanteado por el historiador Carlos Martínez Assad. Se justifica que los tabasqueños pensemos en esa posibilidad porque vivimos en un estado tejido por cientos de kilómetros de ductos, oleoductos y gaseoductos que pasan al lado o por debajo de las casas y siguen la ruta de las carreteras lo que podemos percibir cuando vamos manejando y oímos ruidos extraños que nos hacen pensar en una falla de nuestro auto y no es así, es el “diablito” que corre por los ductos para limpiarlos y otras maniobras. Si pensamos en un acueducto de Tabasco a Sonora, aprovechando, bien podemos pensar en un cervezoducto de Mazatlán a Villahermosa para traer millones de litros de cerveza Pacífico desde Sinaloa. Sea por Dios.