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@vidal_38
Domingo político de medición de fuerzas y definiciones.
Primer tiempo. Reunión de alto voltaje organizada por Morena para elegir a los integrantes del comité estatal y definir la presidencia del consejo político.
Sin sorpresa se dio el nombramiento de Tey Mollinedo. Cuando se abrió la discusión para la secretaría general, los consejeros afines a Javier May buscaron forzar la aprobación de Benito Lara.
Y ahí se dio el desencuentro, porque además aspiraba ese grupo a la secretaría de organización.
Ni una ni otra. En la secretaría general quedó Joaquín Baños y en la de organización la brava Nidia Naranjo.
¿Cómo habría de permitir la mayoría obsequiar ambas secretarías además de la presidencia del consejo ya acordada para José Ramiro López Obrador?
Molesto, Pepín declinó, no aceptó la presidencia del consejo. Mollinedo y Marco Rosendo Medina intentaron convencerle de rectificar su postura. No pudieron.
Fue una especie de berrinche, porque más que un signo de dignidad, soltar ese espacio significaba entregar absolutamente la plaza y dejar al grupo de May sin autoridad en el cuerpo colegiado, a como sucedió. No entendieron que la lucha se da desde adentro.
Entonces la mayoría propuso para la presidencia a Raúl Ojeda quien llegó a la reunión sin proponerse salir con ese cargo.
Todo acuerdo se aprobó por mayoría por la abstención de los integrantes del equipo del director de Fonatur quienes horas más tarde se juntaron en un salón de eventos para manifestar su respaldo a Claudia Sheinbaum en la carrera por la candidatura presidencial.
Un par de enviados de la jefa de gobierno de la CDMX presidieron la reunión junto a Lorena Méndez y Pepín. A los asistentes les retuvieron sus teléfonos celulares.
Ahí, Pepín lamentó lo ocurrido en la sesión del consejo porque, según dijo, no se cumplieron acuerdos.
Tan a la ligera se armó la reunión que hasta un espontáneo confesó abiertamente que habría preferido a Marcelo, pero aceptaba apoyar a Claudia. ¡Sopas!
Esta definición de May hacia Sheinbaum, que se venía construyendo desde hace semanas, se entiende como una provocación política al secretario de Gobernación. Un arrebato, un desquite, un distanciamiento.
De cualquier manera, Adán trae mayoría en el consejo, lleva mano en la dirigencia y en la presidencia. Va 3-1.
Pinta para goleada, ahora tan de moda.