LA POSTA
PRESIDEN-ZORRO. Partiendo del hecho de que en Morena nada se mueve si no lo ordena Andrés Manuel López Obrador, todo lo que se ve y se oye en los pasillos, callejones, avenidas y palacios, es ordenado, permitido y propiciado por el paisano presidente, sobre todo las acciones que emprenden los altos funcionarios federales de origen tabasqueño respecto al apoyo a uno u otro precandidato presidencial. Una buena amiga me expresó lo anterior convencida de que las supuestas pugnas entre morenistas es parte de una estrategia para identificar plenamente a los grupos y personajes dentro y fuera de su gobierno que están en contra del régimen y me preguntó: ¿voy bien o me regreso? Pordiositosanto.
CAMBALACHE. Le respondí que habría que regresarse a medio camino, a un punto de intersección, donde se define el género de la precandidatura presidencial de Morena. El presidente Obrador está encaprichado en cambiar todo a su modo, pugna por un cambio drástico en lo político, económico y social, aunque algunos cambios no sean acertados. En lo político, para él sería muy significativo y simbólico, que terminara la preeminencia del hombre en el mando nacional, por eso se propone empujar el ascenso de una mujer a la presidencia, aunque no tenga mucha tela de donde cortar, solo dos o tres mujeres dentro y fuera de su gabinete, muy limitadas, por cierto.
MEDIAS DE SEDA. A Obrador le hubiera gustado una candidata con peso político y buen discurso como Rosario Robles Berlanga quién se desilusionó del paisano, se saltó las trancas y éste le dejó caer todo el peso de su rencor. También le gustaría una candidata como Beatriz Paredes Rangel con esa aura folklórica que se carga y su enorme experiencia política. Pero no hay más que Claudia Sheinbaum Pardo a la que tienen que andar empujando; Tatiana Clouthier Carrillo, muy distanciada de la ideología de Morena, y su esposa, la escritora, Beatriz Gutiérrez Müller quien ha demostrado su aguante sin quejarse ni mostrar públicamente sus desacuerdos. Con estas mujeres de apellidos extranjeros, hay que empujar la carreta.
COURVOSIER. Obrador sabe bien que el único de su gabinete constitucional que tiene facha de presidente es Marcelo Ebrard Casaubón y que tanto Claudia como Adán Augusto López Hernández, nuestro querido paisanito, carecen de esa aura que se requiere para ocupar un lugar que lo hizo más grande y complicado la presencia del político tabasqueño. Pero, aún tiene una pieza en su gabinete ampliado que no ha querido mover, es precisamente el hombre de mayor confianza y lealtad que lo ha acompañado durante toda su carrera, de la resistencia a la presidencia, me refiero ni más ni menos que a su paisano, el actual director general de PEMEX, Octavio Romero Oropeza, del grupo de los duros, fundadores del PRD y de Morena.
LA CAMINERA. Octavio aprendió rápido el manejo de la empresa más importante del país, contra todos los pronósticos ha sabido mantener a flote a PEMEX, efectivamente tiene carácter de militar, sigue al pie de la letra las instrucciones de Obrador, pero es respetado por este más que otros funcionarios del gabinete. Definitivamente el hombre en quién más confiaría AMLO para continuar con la cuarta transformación sin desviarse del camino sería Romero Oropeza, pero como dicen en mi pueblo, el corrido lo dirá, mientras tanto el golpeteo entre precandidatos continuará para mantener entretenidos a propios y extraños en lo que llega la hora de las definiciones. Sea por Dios.