CARTA ABIERTA 

Cuando 157 de los 500 socios del Colegio de Ingenieros Civiles de Tabasco, CICT, votaron por Alfredo Villaseñor como su nuevo presidente, hace casi dos años, nunca imaginaron que este mandato derivaría en un régimen de persecución contra quienes piensan diferente. Las vendettas de la cúpula han derivado en la división del gremio, a lo que se añaden comentarios de misoginia y violencia de género.

El conflicto interno está lejos de ser un caso privado, porque el Colegio es el encargado de difundir los avances de la ingeniería civil y promover el intercambio de tecnologías. Impulsa proyectos de construcción, mantenimiento y conservación de la infraestructura del estado, así como enfoques preventivos y prospectivos en la planeación de obras. El gremio es, pues, clave en el desarrollo del estado.

Las pugnas han sido alentadas por Alfredo Villaseñor desde mayo de 2021, fecha en que tomó el cargo. Lejos de promover la unidad, el fortalecimiento del sector y el dialogo interno, ha seguido una estrategia de hostigamiento contra quienes expresan sus opiniones. El caso más reciente radica en la arbitraria inhabilitación de un grupo de ingenieros con una destacada trayectoria que ha dado lustre a las siglas del CICT y que, además, goza de una intachable fama pública.

Entre ellos están María Estela Rosique Valenzuela, la primera (y única) mujer en dirigir el Colegio en Tabasco y en el país, reconocida por sus aportaciones en favor de la ingeniería civil y extitular del Instituto Tabasqueño de la Infraestructura Física Educativa, ITIFE. Otros son José Felipe Rodas Méndez y José Antonio Pacheco Sánchez, este último expresidente del Consejo Directivo, galardonado como Premio Estatal de Ingeniería Civil, Premio Nacional al Gremialismo otorgado por la FECIC en 2006, a favor siempre del fortalecimiento del sector.

Un perseguido más ha sido Miguel Enrique Serrano de la Rosa, exdirigente que le dio realce al Colegio cuando estuvo al frente (por ejemplo, fue el primero en dejar recursos por más de cinco millones de pesos a la siguiente presidencia, es decir, a la de Villaseñor Negrete). En esa lista aparece asimismo Felipe Pérez López, (dirigente de la delegación Cárdenas-Huimanguillo).

Ellos han sido sancionados por opinar sobre la gestión de Alfredo Villaseñor Negrete y del presidente de la Junta de Honor, Manuel Zetina Segura, a pesar de que sus miembros han defendido siempre la pluralidad y la democracia, dos conquistas ahora ausentes.

Uno de los casos más ilustrativos de este clima de terror en el CICT es el de María Estela Rosique Valenzuela, despojada en una votación amañada de su acreditación de Director Responsable de Obra (DRO). Y es que la ley vigente sólo permite esta acción a la Comisión de Admisión de Directores Responsables de Obra y Corresponsables del Estado de Tabasco (CADROYC), presidida el subsecretario de Desarrollo Urbano y Ordenamiento Territorial de la Secretaría de Ordenamiento Territorial y Obras Públicas de Tabasco.

Inconforme con este abuso de poder, que también incluyó la suspensión de un año de sus derechos como socia del CICT, Rosique tramitó un amparo ante la autoridad judicial, pero este fue irrespetado en una asamblea ordinaria, donde el propio Villaseñor le negó el uso de la palabra, incurriendo así en un delito.

Además, la presidencia del CICT culpó a Rosique de publicar en redes un documento interno donde aclaraba no tener deudas con el Colegio y ser además miembro activo. Ella aclaró no haber subido esas notas que, además, eran de un número telefónico anónimo. Rosique pidió las supuestas pruebas inculpatorias, pero nunca se le entregaron.

Villaseñor, desde luego, no está solo en este evidente estercolero. Lo apoyan tres oscuros personajes en esta autocracia gremial: Manuel Zetina Segura, Federico Arnulfo Calzada Peláez y Raymundo Rosique Maldonado, cabezas de la Junta de Honor y Justicia del Colegio.

La renovación de la presidencia del Colegio será en el mes de febrero, pero Villaseñor se ha blindado ya para dejar a su favorito en el cargo y evitar así cualquier tipo de sanción de su sucesor.

Los ingenieros civiles tabasqueños viven momentos de incertidumbre y confrontación. Maquiavélico, el hombre que prometió democracia y unidad es ahora el principal promotor de las pugnas internas que han hundido el prestigio y la poca credibilidad que le quedaba al CICT.

 

 

Por Jorge Núñez

Periodista nacido en Villahermosa, Tabasco. Ha sido reportero de los diarios Contacto y a. m. de León, Guanajuato, además de Tabasco Hoy y Milenio Tabasco. También estuvo como jefe de la oficina del diario Correo de Guanajuato en la ciudad de León. Fue jefe Información de Diario Presente. Ha cubierto campañas presidenciales y a la gubernatura. Desde hace doce años es autor de la columna CARTA ABIERTA, publicada en varios portales electrónicos Twitter: @jorgenunez63