Eduardo González Arévalo, quien venía al frente de los invasores franceses, saquea la hacienda San Cayetano, propiedad de Gregorio Méndez Magaña y duerme en su cama. Al enterarse, Méndez dijo apretando los puños: «Me las pagará». Y así sucedió cuando le propinó tremenda paliza en la Batalla de Jahuactal.
Procedente de Paraíso, llega a Comalcalco don Gregorio Méndez Magaña, jalpanense de nacimiento quién mas tarde sería el caudillo republicano de mayor prestigio en el sureste.
La causa de su llegada a la villa de Comalcalco se dio porque esta ofrecía mayores posibilidades en la lucha por la vida.
Dedicado al comercio con su constancia y dedicación, logró reunir treinta mil pesos, una fortuna en aquellos tiempos, que junto con la de su hermano Pedro Méndez, puso al servicio de la causa republicana para ser útil a la defensa de su patria.
Gregorio Méndez, un hombre progresista, preocupado por la instrucción de sus coterráneos, abrió anexa a su tienda de abarrotes llamada «La Flor Comalcalqueña», una escuela nocturna para adultos en el año 1858.
Poco tiempo después, en 1859, abrió una escuela de música, arte a la que era aficionado. Esta escuela de música fue instalada en un cuarto del señor Feliciano Córdova.
Méndez compró los instrumentos necesarios para la enseñanza. En este lugar se reunía con amigos para comentar la situación política del estado. Con Méndez se reunían los Magaña, los Valenzuela, los Morales y una juventud inquieta que seguía los pasos de Juárez.
En 1860 adquiere la hacienda de San Cayetano. Esta propiedad cacaotera y productora de alcohol y panela la saquea Arévalo el 14 de octubre de 1863. No conforme con la devastación causada, como burla provocadora duerme en la cama del matrimonio Méndez Pérez, acción imperdonable que don Gregorio Méndez al enterarse apretando los puños indignado, respondió: «Me las pagará».
Con el tiempo la pagó muy cara Arévalo con la paliza que le propinó 18 días después, el 1º de noviembre de 1883, al derrotarlo en la Batalla de Jahuactal para expulsarlo definitivamente el 27 de febrero de 1864
Méndez era el comandante de la tropa tabasqueña integrada por sus oficiales Eusebio Castillo, Lino Merino, los hermanos Bastar Sosaya, León Alejo Torres, Reyes Hernández, Pedro Fuentes, y el teniente De la Rosa, entre otros valientes tabasqueños.
Al terminar la batalla, Gregorio Méndez es nombrado por Benito Juárez gobernador del estado de tabasco.
Al ser fusilado el emperador Maximiliano junto con Miguel Miramón y Tomás Mejía, nuestro héroe se presenta ante Juárez, llevando trofeos del enemigo invasor.
Méndez regresa a su hacienda de San Cayetano, abandonada desde que Arévalo entró a sangre y fuego.
Vivió allí tres años, trabajando con denuedo para levantarla pues era su único patrimonio.
Méndez sale rumbo a la Ciudad de México para no regresar jamás. Muere el 28 de marzo de 1887 el valiente héroe tabasqueño, oriundo de Jalpa de Méndez, Tabasco.