LA REFLEXIÓN DE CARLOS PIZANO
Los tiempos que estamos viviendo son tiempos difíciles, más o menos para todos.
Esta pandemia afecta a todo y a veces no consigues ver la luz. Para no perder la costumbre pienso y pienso, mi cabeza no descansa, pero de repente llego a un minuto en el que las cavilaciones se paran un instante para ratificar conclusiones y si… ya lo sabía, cada vez lo tengo más claro, necesitamos todos un ancla, un ancla en la cual confiar y en la cual apoyarnos, el ancla que nos ayude a mantenernos a flote y esa ancla puede estar en Dios en primer lugar, también en uno mismo, en las capacidades, valores y actitudes de cada uno.
Pero sin el apoyo de las personas que nos quieren y la confianza en ellas y en el tiempo, no podríamos soportar ciertas cosas que no pueden cambiarse.
Tengo la suerte de tener a esas personas dentro y fuera de mi familia y ellas saben que yo también estoy aquí para ejercer de ancla siempre que me necesiten…