Teresa Vera era Domínguez nació en Comalcalco, Tabasco, el 29 de mayo de 1834.
Fue una poeta mexicana, de las pocas mujeres incluida por Francisco Sosa en sus biografías de «Mexicanos Ilustres». En su biografía, el famoso escritor Jesús López la llama: la Niña de Comalli, y la considera una precursora de la poesía en Tabasco.
Con la muerte de sus padres, Teresa Vera se fue a vivir a Villahermosa con su hermana, a una colonia que hoy conocemos como Tierra Colorada.
Allí conoció el agitado puerto sobre el río Grijalva, lleno de bullicio y de comerciantes.
En ese tiempo, los Estados Unidos declararon la guerra a Tabasco. Esto le permitió dedicarse por completo a la lectura en la biblioteca de su cuñado Margalli, pues la inseguridad se tradujo para los habitantes en el encierro hogareño.
En ese entorno, Teresa Vera cumplió 20 años y continúa su educación autodidacta.
Su cuñado Margalli consiguió un maestro que completara su educación: José DoloresCastroo, con él, Teresa descubrió su vocación para la poesía.
Teresa se enamora de su maestro que era mucho mayor que ella. Su amor era apasionado, pero el maestro no le correspondía a ese amor puro de la joven. Ella le escribía versos apasionados, bajo el seudónimo de Esther Rave y los repartía a las jóvenes vecinas.
La intensidad de sus versos reflejaba en sus lecturas el romanticismo y sus amores sin respuesta. Pronto su obra circuló y el escándalo no se hizo esperar. Ella preparó para sí un veneno a partir de antimonio y fósforo. Lo tomó y se metió al río Grijalva esperando ahogarse, pero fue rescatada aún con vida. Sus grandes sufrimientos se prolongaron varios días, era imposible salvarla. Cuando murió, acababa de cumplir 25 años.
A raíz de su suicidio, en mayo de 1859, se publicaron algunas de sus bellas poesías en El Demócrata bajo el anagrama de su nombre. Otras permanecen inéditas.
Manuel Sánchez Mármol seleccionó tres poemas de Teresa Vera para la antología de poetas yucatecos y tabasqueños. Francisco Sosa citó lo que anotaron de Teresa.
Como tantas veces se ha dicho, el amor es la historia de la mujer. En pocas se ha cumplido como en nuestra poeta. Dotada de una exquisita sensibilidad y de una imaginación ardiente, amó con pasión de poeta y con ternura de mujer. Además, Sosa reprodujo un cuarteto de sus versos:
Aquí rodeada de silencio y calma
la soledad y mi dolor bendigo.
Aquí padece y se lamenta el alma,
nadie es aquí de mi dolor testigo.
El notable Francisco Pimentel la consideró tierna y apasionada.
José María Vigil publicó dos bellos poemas de Teresa en ‘Poetisas Mexicanas’, magna antología preparada para representar a México en el extranjero.
Precisamente fuera del país, en España, Concepción Gimeno publicó un articulo donde mencionó a la tabasqueña entre las poetas mexicanas ilustres en esa centuria, como Isabel Prieto, Esther Tapia y Laureana Wright.
Teresa Vera fue además considerada en Europa como la poeta mas sobresaliente de México y el Viejo Continente.
Sus poesías son, sin duda, de las mas bellas escritas en Tabasco y en México.