CHAPALEO
ES INCONCEBIBLE que siendo Tabasco poseedor del 35 por ciento de toda el agua dulce del país y de 170 kilómetros de costas frente al Golfo de México, los que aquí vivimos no hayamos sido capaz de hacer de ella la cultura del deporte acuático, de un novedoso sistema de riego o de por lo menos una excelente potencia en producción pesquera.
Y LO lamentable, el Rector de la Universidad Juárez de Tabasco Guillermo Narváez Osorio, consciente de la importancia para el desarrollo y aprovechamiento de esta enorme riqueza natural, abrió la carrera de Técnico Superior Universitario en Acuacultura de la División Academia Multidisciplinaria de la Región de los Ríos, en Tenosique y la semana pasada, visiblemente preocupado declaró “tuvimos una experiencia poco exitosa y decidimos cerrarla, no aperturarla en este semestre”, refiriéndose a que por falta de jóvenes o personas interesadas ordenó el cierre de la citada carrera profesional.
TODO PARECE indicar que tener demasiada agua para Tabasco es una especie de maldición, diversas empresas que requieren de agua para procesar sus productos han querido invertir y no han podido; por ejemplo, una embotelladora de refrescos, una o dos plantas cerveceras, una fábrica de automóviles, etc. y se han retirado en el solo intento.
NI MODO, sigamos como hasta hoy como el burro cargado de agua y muerto de sed.
Y CLARO que hay más, mucho más, pero por hoy me voy, no sin antes comentarles que en mis ratos de lucidez, medito sobre el problema del ambulantaje en Villahermosa y por supuesto que es elevado, pero es falso que “deambulen 300 invisibles y olvidados”, como asegura un periódico local; detrás de ellos hay vivillos que son funcionarios de gobierno, la gente que vemos atendiendo esos pequeños establecimientos y acusamos de “vendedores ambulantes”, son sus trabajadores. Sería bueno hacer un sondeo para saber cuánto recibe de mordidas algún inspector de la oficina de reglamentos de los 17 ayuntamientos y finalmente platicarles que la titular de la Contraloría general del Gobierno de Quintana Roo acaba de dar de baja a diez mujeres, funcionarias públicas porque aprovechándose de su posición se habían anotado en un programa de apoyo que se llama “Mujer es vida” y ahí cascareaban el billetito. Digo, esto sucedió allá, no hablo de Tabasco.