CHAPALEO
EN LA oficina de mi amigo don Ángel Pérez Castillo, hombre de campo y empresario hotelero presumía en la pared una buena cantidad de fotografías en las que él aparece junto a grandes personalidades de la alta política federal y local, ahí están don Carlos Salinas de Gortari, Miguel de la Madrid Hurtado, don Mario Trujillo García, Carlos Alberto Madrazo Becerra, Enrique González Pedrero y muchos otros de menos jerarquía, pero no de menor importancia, tanto de allá como de acá.
EN UNA ocasión tomando café con él, curioseando le hice el comentario, si teniendo tantos amigos como esos, por qué no había ocupado un cargo dentro de la actividad política, él me respondió algo así, si acepto un puesto de esos, mi prestigio, mi reputación dentro de nuestra sociedad y todo lo que tengo, producto de mi trabajo y de mi familia, lo perdería en un segundo.
VARIOS AÑOS después de esta plática con don Ángel Pérez Castillo, ya fallecido, esto me lleva a comentar lo que en estos momentos está ocurriendo no solo en el país, sino especialmente en Tabasco, en donde a estas alturas de gran tecnología la ropa sucia ya no se lava en casa.
ES TANTO el distanciamiento entre los intereses creados y el respeto a la familia que ya no duelen tanto los golpes sino lo tupido, porque ante la incertidumbre que provoca el laberinto de la actual política, están saliendo a relucir cuestiones intimas que lastiman, cierto o no, la integridad y honorabilidad de damas de la alta sociedad y caballeros prestigiosos.
NO SÉ qué está pasando, pero ante la avaricia por el poder y el billete hemos ido perdiendo sentimientos morales profundos, entre ellos el respeto, sin importar qué tengamos que hacer para lograrlo y mucho menos el qué dirán.
EN ESTA parte de mi elevada filosofía cuando ya ando perdido por tratar de componer el mundo por culpa de mi conciencia, la verdad es que en cuestiones políticas no hay miel sobre hojuelas y el que tiene más saliva traga más pinol; luego entonces se vale, sin preocuparse por el qué dirán, aprovechar las oportunidades que la vida nos da para no arrepentirse después.
ESTO ES así y el que se lleva se aguanta.
Y CLARO que hay más, mucho más, pero por hoy me voy, no sin antes comentarles que lo moneda está en el aire y lo más seguro es que no caerá “águila” ni “sol”, sino “lo que diga mi dedito”.