CARTA ABIERTA
Hay muchas preguntas sobre los hechos delincuenciales ocurridos el 22 de diciembre y la tarde del jueves 4 de enero en Tabasco. Ante la casi obligación de abordar este tema de interés general, van algunas consideraciones:
– ¿Por qué los criminales escogieron los días previos a las celebraciones de Nochebuena y el Día de Reyes?
– ¿Por qué los ataques a los ciudadanos se dan como una estrategia de avispa, es decir de picar y huir? Como se observa, ni el 22 de diciembre ni el 4 de enero hubo enfrentamientos con los cuerpos policíacos, la Marina o el Ejército.
– De los dos policías estatales desaparecidos la noche del 22 de diciembre se ha encontrado en Pichucalco a uno de ellos, infortunadamente decapitado. Esto confirma que los criminales buscan desatar el miedo en la Policía y la incertidumbre en el colectivo.
– Ambos ataques, los del 22 de diciembre y el 4 de enero, fueron perfectamente planeados para enviar un mensaje con quién sabe qué propósito. Por ejemplo, la ola de robos del jueves, sincronizados en varios puntos de la ciudad, fueron realizados por gente experta, no por delincuentes comunes. Y como prueba de ello está la portación de armas largas y sus pasamontañas.
– No puede soslayarse el hecho de que estos sucesos surgen en la tierra del presidente López Obrador, a meses de finalizar su mandato presidencial. Vaya, tampoco es cosa menor recordar que recién haya estado en Villahermosa el 2 de enero, para dar su primera conferencia matutina de 2024.
– En ambos hechos, los del 22-D y el 4-E, hay una evidente intención. Las preguntas son muchas. ¿contra quién, contra quiénes?
– En un primer sentido, desde luego que se afecta la imagen del Gobierno federal, pero también mete ruido a la gestión de Carlos Manuel Merino y, aún más, a la precampaña de quien todos dan como el seguro ganador de la elección de junio de este año a la gubernatura: el morenista Javier May.
– La respuesta policíaca de Hernán Bermúdez, por órdenes del gobernador, ha sido esta vez mucho más rápida. En las redes circularon videos de operativos de vigilancia en la zona del Chedraui ubicado en el bulevar Adolfo Ruiz Cortines. En las imágenes se aprecia a uniformados de la Secretaría de Seguridad fuertemente armados, listos para repeler cualquier agresión y proteger a los ciudadanos.
– Cabe preguntarse si ambas acciones ilegales (diciembre y enero) son luchas entre grupos por el control del territorio o es una franca provocación al presidente desde su terruño, organizada por quienes buscan crear un caótico fin de sexenio. ¿Se ha tomado a Tabasco en un laboratorio para retar al inquilino de Palacio Nacional?
– ¿Es posible, porque nada se puede descartar, que en el fondo se esté buscando la salida de Hernán Bermúdez de la Secretaría de Seguridad, justo cuando los índices delincuenciales están a la baja en la mayor parte del estado?
Mientras se dilucidan estas observaciones, está claro que el gobernador ha reaccionado con prontitud. Antes de las 7 de la noche, ha hecho un pronunciamiento en las redes sociales, informando de la captura de ocho implicados en los asaltos a comercios, prometiendo hacer lo mismo con el resto de los participantes. Ha expresado que Tabasco “no es ni será rehén de la delincuencia, porque quien la hace la paga”.
Merino ha insistido en que la justicia, la seguridad y la paz están garantizadas para las familias tabasqueñas.
Desde Palacio de Gobierno, ha manifestado que con inteligencia, coordinación, estrategia y responsabilidad, se seguirá combatiendo la delincuencia en cualquiera de sus versiones.
Como tampoco podía ser la excepción, han surgido actores políticos que siguen en la inercia de sacar renta política. Más allá de las críticas esperadas por los opositores, válidas desde luego, se esperaría que al menos uno de ellos se pronunciara por cerrar filas en torno a la autoridad para enfrentar a los criminales.
Y, claro, tampoco han faltado las fakenews, entre ellas la publicación de fotos del gobernador Merino que tienen al menos dos años de haber sido tomadas, pero que se validan como actuales. Es la estrategia de desinformar para abonar a la confusión colectiva.