CARTA ABIERTA
La larga telenovela sobre la permanencia o no de Dagoberto Lara en la presidencia del PRI tendrá este martes su capítulo final.
El huimanguillense concluye su periodo estatutario al frente del tricolor para dar lugar a su relevo: Miguel Barrueta, hasta hoy dirigente del partido en Centro, hijo de Hernán Barrueta, exsecretario particular del gobernador Salvador Neme Castillo (q.e.p.d.) y afín al exdirector de Capufe, Benito Neme, ligado a su vez al expresidente Enrique Peña Nieto.
Un enviado de Alejandro Moreno Cárdenas llega esta mañana a Villahermosa para presidir el cambio de mando en 16 de Septiembre, lo que ocurre a cuatro días de iniciar las campañas presidenciales.
La noticia ha sido tomada con buen ánimo general dentro del partido. En primer lugar porque Miguel Barrueta es un cuadro joven, emergente, encargado por algún tiempo de la operatividad política en el Comité Directivo Estatal. Fue titular de Vinculación y Enlace de Carolina Viggiano Austria en el Proceso Interno del Comité Ejecutivo Nacional en Tabasco, además de coordinador de Estructuras de Redes de la campaña de José Antonio Meade en el estado.
Se sabe que guarda una excelente relación con la corriente granierista, liderada por el exgobernador Andrés Granier y su hijo Fabián Granier Calles. Dicen que cuando el Químico conoció la noticia del relevo dijo a sus allegados que “es lo mejor que pudo pasarle al partido”.
Lo que son las cosas. La ascensión de Miguel Barrueta surge justo dos días después de la reaparición de Benito Neme Sastré y Hernán Barrueta en el escenario priista estatal. Ambos fueron invitados por Dagoberto Lara a la sesión extraordinaria de la Comisión Permanente, celebrada el domingo, donde se dio a conocer que el tricolor irá en candidaturas comunes con otras siglas.
La llegada del hijo de Hernán Barrueta, exdelegado de la Sedatu, lleva calma a un partido que pendía de un hilo, ante la advertencia de Andrés Granier en el sentido de que si Dagoberto se iba de la presidencia, él y su hijo Fabián dejarían las filas priistas.
Al parecer, ‘Alito’ entendió que sin los Granier el partido desaparecería del Edén y optó por una tercera vía que deja satisfecha a la mayoría de los barones.
También, se echa abajo la asonada encabezada por fuerzas rupturistas que buscaban imponer en el cargo a una mujer de su cuadra.
Por lo que toca a Dagoberto, se sabe que optó por hacer valer la culminación de su periodo estatutario, concluido en los primeros días de enero de este año, acatando la orden de Alito para renovar todas las dirigencias estatales vencidas en el país. Ya como exdirigente, se dice que estará muy cerca de Alejandro Moreno en responsabilidades de importancia en el contexto nacional. Es decir, no sólo se le garantiza salir por la puerta grande, sino que asume una agenda nacional, con la vista puesta en un lugar destacado en las listas plurinominales de diputados locales.
Los priistas serán los encargados de evaluar la gestión de cuatro años de Dagoberto Lara, sabiendo de antemano que le tocó ‘bailar con la más fea’. Es decir, dirigió un partido sin recursos financieros, fustigado por el IEPCT, y cercenado por traidores que brincaron a otras siglas para seguir con sus privilegios personales y de grupo, muy al estilo de la cosa nostra, por aquello de ser unos auténticos mafiosos de la política.
En lo que toca al nuevo inquilino de 16 de Septiembre, se sabe que viene con un discurso de unificación y diálogo, enfocado no sólo en mantener el registro ante el órgano electoral, sino decidido a llevarse más de las cuatro diputaciones locales ganadas en 2021 y algunas presidencias municipales.
En el ánimo de los barones priistas hay esperanzas de nuevos y mejores tiempos para el expartidazo, pensando en que Xóchitl Gálvez los remolcará con una copiosa votación nacional.