Uno de los argumentos esgrimidos para explicar el fracaso del PRI en los últimos años ha sido señalar los métodos de compadrazgos mediante los cuales se escogía a sus candidatos. No siempre eran los más capaces ni los más competitivos, pero al ser amigos del poder en turno tenían todo el apoyo financiero para ganar las elecciones. Morena debe de verse en ese espejo y evitar esos mismos errores que tanto han costado al tricolor.
Tabasco no escapa a esta advertencia, sabiendo que las elecciones de 2021 se le presentan a Morena como el reto de conservar la alcaldía de Centro y la mayoría en la Cámara de Diputados, dos terrenos clave para consolidar la segunda parte del Gobierno de Adán López. Y porque además es la tierra del presidente Obrador.
La capital del estado no sólo es la que más votos genera a la hora de contar el número de legisladores que entrarán al Congreso, también es el centro político del estado y sitio en el que hay una marcada relación entre el gobernador y el alcalde. Desde aquí también se juega gran parte de las apuestas para la elección de gobernador del proceso siguiente. Tiene un peso político-electoral que abre un abanico de conexiones en todos los frentes.
La reflexión, conocida ya, desde luego, viene a cuento por los insistentes rumores que han inundado las redes sociales en los últimos días. En ellos se asegura que Morena ya tiene candidato, o candidata, a la presidencia municipal de Centro. El trascendido ha tomado por sorpresa a la mayoría de los aspirantes, entre los cuales están Madian de los Santos Chacón, Jesús Alí de la Torre, Manuel Rodríguez González, Yolanda Osuna, Mayra Jacobo Priego y Yolanda Osuna Huerta.
La inquietud ha venido in crescendo porque, al menos por lo que se sabe, el candidato, o candidata, será escogido mediante una encuesta abierta para postular al que tenga el mayor apoyo popular. Pero aún si la encuesta fuera un asunto secundario, se escogería a quien posea el perfil más consolidado como un político preparado, con talento, que haya demostrado estar a la altura de las exigencias de la 4T en los ámbitos nacional y local.
En cualquier caso, el dilema de Morena consiste en repetir las viejas prácticas que han llevado al PRI a sonadas derrotas, al optar por el dedazo en favor de amigos o compadres, o bien dar ese paso dirigido a postular a un candidato, o candidata, que tenga el perfil de capacidad probada.
La encrucijada es particularmente sensible para el partido en el poder porque la alianza PRI-PRD-PAN está haciendo su tarea al estudiar la presentación de un candidato ganador. Más allá de que sea una frase hecha, lo de ‘candidato ganador’ se está apuntalando con una serie de encuestas que marcan a los punteros en las preferencias ciudadanas.
En este entendido, el dirigente nacional de Morena, Mario Delgado, tiene ante sí la obligación de ganar la alcaldía de Centro, porque nada le sería más adverso que perder la elección en la tierra del presidente Obrador.
Mario Delgado debe saber que inventar un candidato, o candidata, sería como poner la carreta delante del caballo. Mucho más cuando los tabasqueños han mostrado su inteligencia a la hora de elegir a sus gobernantes. Y no, no es un halago pueril. En elecciones pasadas han sabido votar de forma diferenciada, dando la gubernatura o la alcaldía a un partido, pero votando por otro para el Poder Legislativo.
Ahí están las cartas sobre la mesa. Morena tiene la palabra: actuar con sentido común o repetir las prácticas del pasado, cuando con derroches se ganaba una elección.