CARTA ABIERTA
Omar García Harfuch reiteró esta semana que la estrategia de seguridad no cambiará, alineándose claramente con la pauta de López Obrador. Su mensaje es claro: continuidad por encima de rupturas. Sin embargo, los acontecimientos de las últimas horas en Tabasco muestran que implementar esa visión sigue siendo un reto mayúsculo.
El motín en el CRESET, que dejó siete muertos y 14 heridos, expuso una vez más las debilidades del sistema penitenciario tabasqueño. La presencia de armas de alto poder dentro del penal no es un detalle menor; habla de problemas estructurales que requieren atención urgente.
El gobernador Javier May Rodríguez enfrenta ahora crecientes llamados para remover al director del centro, Enrique Díaz Álvarez, lo que es una oportunidad para demostrar inteligencia operativa ante una crisis recurrente que pone a prueba su administración.
En este escenario, el secretario de Seguridad estatal, Víctor Hugo Chávez Martínez, tomó una medida relevante al detener el 1 de febrero a 13 policías municipales de Nacajuca, junto con dos funcionarios públicos y un propietario de un rancho vinculados a armas y drogas.
Este tipo de acciones son necesarias, aunque insuficientes si no se traducen en una depuración más amplia de los cuerpos de seguridad.
El presidente de la JUCOPO, Jorge Bracamonte, tiene razón al señalar que “hay que limpiar la casa”, pero hacerlo exige ir más allá de discursos. Da a entender que las instituciones deben fortalecerse desde sus cimientos para evitar que hechos como los ocurridos en el CRESET se repitan.
Por eso, el dirigente priísta Miguel Barrueta criticó la reciente masacre en el penal: «Es injustificable el desorden total en el CRESET. Apenas en diciembre de 2024, se realizó un decomiso interno de armas y drogas; hoy, son asesinados 7 reclusos, y 14 más heridos. La opacidad y corrupción, a su máximo nivel».
En contra parte, Diego de la O, líder del PVEM y aliado de Morena, destacó la importancia de confiar en las estrategias federales y estatales, aunque reconoció que Tabasco vive un pico de inseguridad.
Observando la crisis de seguridad que vive Tabasco en los últimos meses, es fundamental avanzar con medidas concretas, como la reciente detención en Nacajuca, pero extendiendo ese esfuerzo al resto de los municipios.
Mientras tanto, en el ámbito federal, Harfuch intenta mantener el rumbo marcado por López Obrador, pero la realidad muestra que los desafíos persisten.
Entre ajustes y tensiones, queda claro que vienen tiempos difíciles para los tabasqueños en seguridad y hay que estar preparados de todas las formas posibles.
Es posible que la situación actual tome algún giro positivo con la llegada del nuevo comandante de la 30 zona militar, el general de Brigada Miguel Ángel López, quien tomó posesión ante la presencia del gobernador.
En principio, López Martínez, se comprometió a continuar colaborando con el Gobierno de Tabasco y la Mesa de Coordinación para la Paz y Seguridad, para garantizar la tranquilidad en el estado.
Si bien son palabras de aliento, el nuevo comandante de la zona militar más grande del estado deberá poner todo su empeño en apoyar la estrategia de Javier May que, como dijo Harfuch, es la mismísima de López Obrador.