CARTA ABIERTA
La detención de Hiram Llergo, ex candidato a la alcaldía de Teapa por el PT, por el presunto delito de “asociación delictuosa”, ha captado la atención pública. Este hecho, reportado por El Heraldo de Tabasco, desató un debate que va más allá de la mera nota policiaca.
El análisis público se pregunta si esta captura representa un mensaje político dirigido a un grupo de la 4T en particular. O si, como se ha difundido en redes sociales ajenas a las fuentes directas, se trata de un asunto personal derivado del robo de un vehículo, donde se estaría involucrando a la exalcaldesa de Teapa, Alma Espadas.
Como todo mundo sabe, el detenido es hermano de Mario Llergo, funcionario federal de la Secretaría de Educación y gente cercana a el titular de la dependencia, Mario Delgado.
Es crucial enfatizar: los detalles específicos son elementos que tendrán que comprobarse ante las autoridades y los procedimientos que fija la ley.
El caso judicial trasciende, porque Hiram es un político conocido en Tabasco, y porque, además, es coordinador de Asesores de la bancada del PT, aliado de Morena, en el Congreso local.
La relevancia del caso subraya la pregunta fundamental: ¿pudo este incidente haberse gestionado de forma diferente, o se llegó a este punto sugiriendo una señal política, con quién sabe que objetivo?
Estas hipótesis se contraponen, sin embargo, con la perspectiva igualmente válida de una simple y llana aplicación de la Ley.
Este último argumento plantea que la acción judicial demuestra que el sistema opera sin excepciones, reforzando la noción del gobernador Javier May de que «no hay intocables» ante la justicia, sin importar su perfil público o afiliación política previa.
La transparencia en el proceso es todo para aclarar las dudas, ya que el perfil del personaje principal tiene un evidente peso político que no puede ignorarse desde la objetividad periodística.
:LA RÚBRICA
Las declaraciones de Javier Vargas Ramón, sobre la necesidad de unidad y dar paso a nuevas generaciones en el cambio de dirigente en MC, saltan con una ironía difícil de ignorar. Su llamado a la lealtad y a prestigiar las siglas contrasta frontalmente con las prácticas de control caciquil que su grupo, encabezado por Pedro Jiménez León, ha ejercido por casi diez años. La credibilidad de su discurso se desvanece al recordar su controversial permanencia en un cargo dentro de la Secretaría de Educación, mientras milita en un supuesto partido de oposición. Es una flagrante contravención a los estatutos que él mismo debería honrar y que anula cualquier autoridad moral para hablar de “no traicionar la confianza”. El «paso a nuevas generaciones” que pregona parece tener un matiz particular: la perpetuación de su propio poder a través de su hija, la diputada Nelly Vargas. Esto revela que su interés oculto no es la renovación genuina del partido, sino la consolidación de una herencia familiar. Vargas Ramón, quien por su inoperancia detonó el conflicto estudiantil en el Tecnológico de Balancán hace un mes, se perfila como el principal obstáculo para la oxigenación del partido naranja en el exedén… El municipio de Centro sigue demostrando cómo se hacen bien las cosas. Logró un increíble salto del lugar 20 al 6 a nivel nacional en transparencia fiscal. Esta es una prueba clara de una administración que funciona. Detrás de este éxito hay una visión clara, impulsada por la alcaldesa Yolanda Osuna y diseñada por el arquitecto de la estrategia: el director de Finanzas, Fernando Calzada Falcón. Su plan fue directo: usar la tecnología para hacer un gobierno más sencillo, eficiente y, sobre todo, honesto. Los resultados están a la vista de todos. Se pasó de solo dos trámites en línea a 32. Ahora, cualquier persona puede pagar el predial o el agua desde su celular con la Centro App, evitando filas y pérdida de tiempo. El caso de Centro muestra que cuando hay un plan bien ejecutado para facilitar la vida de los ciudadanos, los resultados surgen.