[pl_post_props pagelayer-id=»gIxoQqYd0hMG8hXW» post_title=»Nuevo líder de la CNC llega debilitado» post_name=»nuevo-lider-de-la-cnc-llega-debilitado» post_status=»publish» featured_image=»191″ post_excerpt=»»]
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Bien dicen que lo que mal empieza mal acaba. Y este podría ser el caso de Carlos Hernández Reyes, el exdelegado de la Sagarpa que el martes 22 rindió protesta como nuevo dirigente de la CNC en la sede estatal del PRI. Tomó posesión sin contar con el respaldo de los líderes de los sectores productivos y de los expresidentes de esta organización civil no adherida al partido.
Todo comenzó mal y de malas por la falta de operatividad política del dirigente nacional, Ismael Hernández Deras. El líder no convocó al Consejo Rural de la CNC estatal para informarles de la decisión de nombrar a un delegado con funciones de presidente, como es el caso de Carlos Hernández.
El dirigente nacional estaba obligado a convocar a ese Consejo, ya fuera para informarles del lanzamiento de la convocatoria para votar al nuevo presidente o para darles a conocer la decisión que al fin fue tomada. No sólo ninguna de las dos opciones les fue comunicada a los integrantes del Consejo Rural, sino que tampoco sirvió la excusa de no lanzar la convocatoria debido al inicio del proceso electoral federal de 2021. No valió esta última excusa porque la CNC, como asociación civil no adherida al PRI, está en libertad de no acatar los tiempos electorales estipulados por el INE.
No es todo. La toma de protesta en la sede estatal del PRI fue ilegal o cuando menos impropia. La ley en la materia impide que una asociación civil haga uso de las instalaciones de un partido, sea cual sea. Desde la dirigencia de José Cruz Cadena, todos los actos de la CNC habían tenido lugar en su propio edificio.
Estas son algunas de las razones que llevaron a varios exdirigentes de la CNC a no ir al acto: Carmen Sánchez, Carmen Ulín, Pancho Rabelo, Ramón Cornelio Gómez, Fernando Peralta Juárez y José Juan Cruz Cadena. Tampoco estuvieron quienes se habían apuntado como aspirantes a dirigir al sector campesino: Alexander Córdova de la Cruz, José Manuel Zapata y Natividad Jiménez.
Fuentes cercanas a los inconformes revelan que todo este desaseo comunica una imposición desde la dirigencia nacional cenecista en favor de este grupo encabezado por el exdelegado y exsubsecretario de la Sagarpa, Ignacio Lastra Marín.
Pero no todas las baterías están contra Carlos Hernández. Otras voces acusan a la dirigente saliente, Minerva Santos, de buscar extender su permanencia más allá de los siete años cumplidos para influir en la designación de los candidatos en 2021.
Aseguran que hasta el último minuto buscó entrampar la llegada del nuevo líder. Por eso, a pesar de haber tenido a su cargo las invitaciones personales a los exdirigentes de la CNC al acto de toma de protesta, la entonces lideresa no movió ni un dedo. Prueba de ello es que el propio Hernández les llamó a cada uno de ellos cuando faltaban solo ¡dos horas! para el comienzo del evento encabezado por el dirigente del partido, el huimanguillense Dagoberto Lara.
En medio de estas confusiones y disputas internas es que el paisano de Dagoberto llega al cargo de “delegado con funciones de presidente” de una CNC que aglutina a más de 65 mil miembros en todo el estado. Son militantes que están a la deriva y que no necesariamente le guardan lealtad al PRI y que tampoco son garantía de votos para el tricolor. Y de este alejamiento de la base no hay más que un culpable: el propio partido.
Sí, es verdad, Carlos Hernández llega debilitado a la CNC.
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