GUAYABERA POLÍTICA

Resulta indiscutible, cuando menos filosóficamente, que la política deba de regirse por criterios morales si su principal pretensión, como se afirma, es la de expresarse como una tarea dignificadora del hombre y de la sociedad y no una simple lucha por el poder.

Esto, amable lector, un asunto delicado que tendrá sin cuidado, un ejemplo, a diputados locales de “ciertos” estados en los que, desempeñándose como tales, alcanzan ser candidatos a alcaldes y nada ni nadie, ni la ética o la moral, les obliga a abandonar las curules, ellos siguen “representando” a su pueblo, valiéndose de influencias y recursos oficiales, hasta alcanzar la alcaldía soñada.

Queda así, expuesto ante la sociedad, que ni la moral ni la ética sean valores que muevan a estas personas a permanecer en el quehacer político.

Acreditar factores morales y éticos que los inspiren a ejercer la política, no es ninguna tarea prioritaria para ellas.

El salamantino Enrique Bonete Perales, doctor en filosofía aplicado al campo de la ética, ofrece ilustración vasta sobre este interesante tema en uno de sus trabajos enfocados precisamente a la ética política. Este filósofo español asienta que cualesquiera que fueran esos principios, “su validez teórica, su fuerza normativa y su fecundidad moralizadora, habrán de ser estudiadas con rigor filosófico y sensibilidad política al mismo tiempo…”.

Estamos en vísperas de elecciones y, una lectura de los clásicos (Platón, Aristóteles, Juan de Salisbury, Locke, Kant, Hegel, Weber…), centrada en buscar pautas morales de la acción política, nos aportaría interesantes referencias para calibrar cuándo estamos ante comportamientos políticos claramente inmorales, como el citado, aunque puedan resultar eficaces para alcanzar o mantenerse en el poder.

Perales, maestro de la Universidad de Salamanca y uno de los filósofos europeos de mayor reconocimiento en la actualidad, sienta cátedra al enumerar seis de esos principios que todo político debe de observar y tener como parte fundamental de su personalidad, ello para ganar confianza, respeto y seguidores dentro de la sociedad, aparte acreditar a la política como una disciplina superior del hombre inconcebible al margen de la inteligencia y de la honradez de quienes la practican, como definió el gobernador Manuel R. Mora Martínez.

UNO. La receptividad. Todo político debe de ser receptivo a la crítica y quejas ciudadans, sus decisiones para que sean morales deben de considerar siempre a los más afectados.

DOS. La transparencia, que obliga a todo político a actuar explicando sus intenciones para permanecer en el poder, puntualizando qué pretende conseguir con ellas, no se trata entonces, como ocurre aquí y otras partes, ir cargo tras cargo por el mero interés de tener poder. “No ocultar, tras mensajes ambiguos, intenciones inconfesables públicamente”, dice Bonete Perales.

TRES. La dignidad, por medio de la cual se tiene que todo político habrá de actuar considerando a las personas implicadas en sus decisiones como fines en si (Kant) y nunca como meros medios. “La más grave inmoralidad en la que puede incurrir un político consiste en utilizar a las personas como instrumentos y objetos con los cuales conseguir otros fines, aunque sean fomentadores del bienestar social”. Bueno…

CUATRO. Fines universales, el salamantino explica que todo político debe de actuar distinguiendo con suma claridad lo que son intereses personales o partidistas, de lo que constituyen en verdad fines universales de una comunidad o de una nación, lo cual significa que aquellas argumentaciones, decisiones o acciones políticas con las que se procura beneficiar, por ejemplo electoralmente o económicamente, a un partido político, son inmorales, aunque no sean por supuesto ilegales; y no digamos si se presentan a la ciudadanía, como suele suceder, revestidas de un aparente interés general, las que se sabe claramente que son meras estratagemas para aumentar votos o beneficiar a personas particulares.

QUINTO. La servicialidad, que en todo sistema político hay quienes viven (Weber) de la política y quienes viven para la política, los primeros anhelan los cargos como medios para acrecentar sus arcas particulares; los últimos se entregan a la vida política como servidores de una causa, ven en el acceso al poder un medio para servir a la ciudadanía, no muestran apego sospechoso al cargo y expresan con hechos una concepción transitoria de la actividad política.

SEXTO. La responsabilidad, estableciéndose que cuando un político acusa a otro, lo hace “por falta de responsabilidad” y cuando se ensalza a sí mismo, es “por responsabilidad”.
Vemos, pues, que les falta mucho a nuestros políticos, sobre todo a los a quienes ejercen la política del mico que validos de sus influencias buscan una y otra y otra nueva responsabilidad política, para ser tenidos por la sociedad como agentes confiables de su bienestar.
Felíz fin de semana.

Por Guillermo Hubner

GUILLERMO HÜBNER DÍAZ. Nació en la Finca Morelos, Ranchería Torno Largo, Paraíso, Tabasco (Marzo 17 de 1942). Es reportero desde hace 56 años, inició su carrera en el Distrito Federal en el Semanario PIONERO del también tabasqueño Francisco Peralta Burelo. Fue reportero de la revista INICIATIVA de circulación nacional, bajo la dirección de Mario Huacuja Betancourt y de El UNIVERSAL, el Gran Diario de México. Fue redactor de noticias de la división de Radio y Televisión de NOVEDADES DE MEXICO. Ha sido dirigente gremial, fue presidente de Unión de Periodistas de Tabasco, fundador y presidente de la Unión de Periodistas Democráticos de Tabasco y presidente del Bloque Sursureste de la Unión de Periodistas Democráticos. Actualmente es tesorero del Club de Periodistas de Tabasco. En Tabasco ha sido reportero de los principales diarios y editorialista de varios espacios radiofónicos. Fue Jefe de Redacción del diario Presente en funciones de Subdirector lo mismo que en el matutino Rumbo Nuevo. Es autor de la columna política GUAYABERA POLÍTICA, el espacio de opinión periodística con mayor vigencia en el país, fundada en febrero de 1972. Ha recibido entre premios por su trabajo y reconocimientos por su larga trayectoria profesional, 17 preseas, 11 estatales y 6 nacionales. Sus colegas lo honran considerándolo el Decano de la prensa tabasqueña.