GUAYABERA POLÍTICA
Que recuerde el reportero, el gobernador del Estado, licenciado Adán Augusto López Hernández, no dijo en ningún momento durante su campaña electoral o cuando ya fue gobernador electo, que gobernaría únicamente con miembros de su partido, MORENA, ignoro por qué ahora muchos cafetólogos aficionados a la ‘nadalogía’, quieren convertir la existencia en su gabinete de ex priistas y ex panistas y ex ecologistas, etcétera, en una expresión política condenable, lo mismo que aspiren a cargos de elección tabasqueños distinguidos recién arropados por esas siglas.
Cuantas veces tocó el gobernador López Hernández el tema de la integración de su primer equipo de trabajo, jamás dijo que sus integrantes serían, exclusivamente, hombres o mujeres, militantes jurados de su organización política, dejando entrever que no sentía que su partido, MORENA, como tal, en bloque, tuviera lugar en la administración del Estado, le presentaría pues, a su pueblo, una administración plural.
Fue esa, quizá, la primera lección de democracia impartida por el hoy jefe del Ejecutivo y un anuncio importante sobre que los gobiernos de camarillas partidistas tocaban su fin, Adán Augusto López Hernández, no negaba de ninguna manera ser un morenista pleno, pero tampoco excluía la posibilidad de que tabasqueños que hasta hacía poco se manifestaban en corrientes políticas opuestas, o en ninguna de ellas, formaran parte de su equipo, aparte personas de partidos aliados.
No sería, entonces, su administración, una manifestación exclusiva del partido que lo llevaría y llevó al poder sino que brindaría oportunidades a elementos de otras organizaciones para trabajar junto a él y, claro, para que hicieran política, no gobierno, pues las ideologías partidistas de los ‘externos’ no debían de influir en la administración, asunto que desde el punto de vista estrictamente político, es válido en cualquier gobierno democrático.
El único requisito era y es el de ser capaces y honestos en el desempeño de cada función.
No sería este gobierno espejo de camarillas insensibles y herméticas, cerradas exponentes de determinada facción, si de lo que se trata, tal y como se nos dice y repite cada día, es de cambiar a fondo las cosas para mejorar y avanzar en la dirección correcta.
Sería inadmisible, esto sí, ante la gran perspectiva de cambio que despierta la Cuarta Transformación de la República, el entronizamiento en el poder de un grupo determinado por mucho que se sintiera poseedor de todos los recursos políticos, ideológicos, económicos y humanos y pretendiera resolver por sí solo todos los problemas.
Sólo el intento haría que surgiera la sospecha o el temor de que el pueblo estuviese siendo nuevamente subestimado y cuando el pueblo siente esto, ninguna respuesta, ningún apoyo puede esperarse de él en asuntos de trascendencia.
Eso lo sabe todo mundo.
Es cuando surge la apatía cívica y la indiferencia ciudadana y junto con ella el deseo ferviente de que una autoridad termine cuanto antes su actuación y se vaya a su casa.
El gobernador López Hernández, hizo bien en desestimar la idea de que un partido político en bloque, aunque fuera el suyo, tuviera lugar en un sistema de gobierno.
Entendí, y espero no haberme equivocado, que planteó que no habría pluralismo político dentro de su gobierno pero sí en la política y, esto, como se dijo antes, es correcto.
Si MORENA obtuvo el poder abrumadoramente no tiene por qué abrirles el paso a sus adversarios, estos tienen que luchar para tener la oportunidad de gobernar nuevamente excitando a los electores, es posible, entonces, en la nueva perspectiva política de Tabasco, comprender un gobierno dispuesto, como el suyo, a no ceder puestos a prevaricadores sino a aprovechar los recursos humanos de que dispone Tabasco para gobernarse, hayan sido rojos, tricolores o azules.
Los opositores, ahora, tienen la seguridad de ejercer los derechos inherentes a sus intereses, pero que alcancen algún día el poder dependerá de su habilidad y de sus programas de trabajo.
Así, pues, amable lector, se entiende que anteponiendo su lealtad a MORENA, su partido, a cualquier intento de resquebrajamiento de su política, asegura la posibilidad de que los intereses estatales superen al fin el inflexible cerrojo que se le había puesto a la política tabasqueña cuando de mejorar nuestra vida política se había tratado.
No se alcanzó el poder para desplazar a tabasqueñas y tabasqueños honestos, capaces, cumplidos, con experiencia probada y lealtad a toda prueba a Tabasco.
Se llegó a rescatarlo del saqueo al que lo condenaron gobiernos muy recientes. Se llegó a hacer política mayor para sentirnos miembros de una sola y gran familia y a esto se contribuye con amar, cumplir y honrar a Tabasco.