CARTA ABIERTA
Al quedar respectivamente confirmados los registros de Andrés Granier y Yolanda Osuna como candidatos de la Alianza Va por México y Morena a la alcaldía de Centro, queda claro dónde se centrará la disputa real por la capital de Tabasco, la tierra del presidente Obrador.
Por más que algunos quieran subir a Manuel Andrade al ring, como abanderado del PRD, los análisis serios sólo se remiten a las posibilidades de Granier y Osuna. Se entiende este enfoque objetivo ya que Osuna representa al partido en el poder y el Químico está ahora mismo situado como el auténtico remolcador de la alianza PRI-PAN en el Edén.
Quién lo dijera: desde ya se pronostica una campaña civilizada, alejada de golpes bajos de una y otra parte. Existe razón en ello por la cercanía que ambos atesoran. Como muchos saben, cuando Granier fue gobernador tuvo a Osuna en su gabinete, primero como subsecretaria de Programación y Presupuesto y después como directora del Instituto de Cultura. Al mismo tiempo, el Químico cultivó una fuerte amistad con el esposo de Osuna, Lacídes García Detjen, quien fuera rector de la Universidad Olmeca, hasta su sentido deceso en el año de 2015.
Por eso carecen de sustento, y de credibilidad, las falacias sobre una supuesta guerra sucia, sobre una batalla fratricida, acerca de ‘campañas negras’ y de otros cuentos similares a los de Blanca Nieves y la Caperucita Roja. Granier siempre le ha prodigado consideración a Osuna y el ejemplo más palpable de ello es haberla tenido en su Gobierno durante todo su sexenio, defendiéndola incluso contra quienes buscaron su salida anticipada.
El ánimo de la candidata morenista es muy parecido. Gente de su círculo más cercano habla de un sincero agradecimiento a Granier por haberle dado su primera oportunidad de servir a Tabasco en cargos de primer nivel. Como subsecretaria de Programación y luego como directora de Cultura tuvo picaporte en la Quinta Grijalva. Sus opiniones eran escuchadas y tuvieron un impacto práctico en varias de las decisiones de ese Gobierno.
El gran obstáculo para que esa campaña civilizada permanezca dentro de sus límites radica en mantener a raya a esos ‘genios’ que han propuesto ensuciar el proceso por medio de lanzar obuses contra el Químico. Estos ‘diablillos’, que tan generosamente fueron tratados por la llamada ‘Mafia del Poder’ y que ahora se desgarran las vestiduras por la 4T, están ofertando la idea de hundir al exgobernador con una batería de acusaciones, muy parecidas a las que el gobernador Arturo Núñez le fabricó en su momento.
Por lo que se sabe, Osuna está en contra de proceder así ya que su propia formación personal y moral se lo impide. Allegados a la exsecretaria de Cultura aseguran que uno de las condiciones puestas para ser candidata fue apegarse a la legalidad, a la honestidad y al buen juicio, sabiendo que puede ganar ‘a la buena’, sin necesidad de ensuciarse con los estercoleros de la política de cañerías que tanto se practica en estos tiempos.
Si bien una campaña respetuosa y civilizada puede sonarle a algunos como ‘aburrida’ y ‘desapasionada’, ‘sin chiste’, lo cierto es que los ciudadanos están hartos de ver, leer y escuchar toda suerte de ataques y difamaciones entre candidatos de todos los partidos que no hacen sino incentivar el abstencionismo electoral.
En efecto, sabiendo que Granier y Osuna se respetan más de lo que muchos suponen, Villahermosa podría atestiguar unas votaciones donde las propuestas sean el centro del activismo de ambos candidatos. Los villahermosinos, y los tabasqueños en general, lo agradecerán, por mucho que los oportunistas de ocasión digan lo que el huésped en turno quiere escuchar y no lo que más conviene a los tabasqueños.