LA AGENDA EN RED
Si hay dudas de que el presidente Andrés Manuel López Obrador navega en aguas del marxismo o comunismo, tal como lo desean algunos de sus seguidores de alto nivel que están a su lado y que piensan que México necesita una doctrina o un gobierno de izquierda, cuya práctica en los últimos tiempos han venido al fracaso, debo decirles que lo siento mucho, que no va por ahí el asunto.
Hasta aquellos zalameros del presidente que, con tal de contar con su favor, o en su defecto, de darle por su lado a los miles de seguidores de este, llevan como una consigna no solicitada, que el gobierno lleve la brújula dirigida a una izquierda totalitaria.
Esto ha sido un grave error, solo aquellos que a pesar de que el presidente lo comentó en su toma de protesta de que no quería a su lado a zalameros, hoy están ahí pululando a su lado diciéndole a cada momento que todo está bien y que lo que haga o diga, está perfecto. Lo inaudito es que quienes lo mencionan cada vez que pueden, son personajes de izquierda, pero que bien que les gusta cobran con la derecha.
Parece ser que no conocen al presidente según se ve; el tabasqueño es más listo de lo que creen y su manejo de imagen y sus mensajes que a diario manda, así lo confirma.
Aunque ellos quisieran que el país fuera una Venezuela, o que AMLO buscara ser reelecto, esto está muy lejos de que sea así. El mientras tanto, todos los días continua con su proyecto, imperfecto quizá en algunos temas, pero de que son de buena fe, nadie lo puede negar.
Hay argumentos creados para atemorizar a la gente, y que viene de una oposición, pero lo grave es que es retomado desde adentro y creado por ellos, lo del circulo cercano, por pura conveniencia para disque “defender” al presidente y con ello gozar de la confianza de éste para permanecer en el cargo.
Regresando al tema que trajo estos comentarios, el desayuno que se celebró en Palenque, Chiapas, en el rancho del presidente con uno de los empresarios más ricos del mundo -todavía- Don Carlos Slim, trae un singular significado y la lectura es muy clara. El presidente no está reñido con la inversión privada. Al contrario.
El presidente quiere país libre de doctrinas y politiquerías unifuncionales que a nada han llevado a países que han fracasado con este sistema. Él le apuesta a un país en que se calibren y se busquen las mejores oportunidades para darle lo mejor a su gente.
Qué Carlos Slim esté otra vez junto con el presidente López Obrador, evaluando el avance en la construcción del Tren Maya – ya que su empresa tiene un tramo a su cargo- lleva mensaje no subliminal, sino directo.
Según la información oficial dada, el Grupo Carso, a través de un consorcio liderado por la firma mexicana CICSA y la española FCC que a su vez son todos propiedad de Carlos Slim, son las empresas encargadas de construir el segundo tramo del Tren Maya, que recorre desde Escárcega hasta Calkiní, en Campeche. Este tramo comprende 235 kilómetros y su costo está presupuestado en alrededor de 927 millones de dólares.
Apenas en diciembre pasado, López Obrador le pidió a Carlos Slim que apurara las obras de este segmento del Tren Maya, debido a que la obra está programada para inaugurarse en el año 2023.
“A quienes están a cargo de la obra (Carso), (le dijo en ese entonces) les hago una recomendación respetuosa, fraterna, de que se abran más tramos, entre más tramos haya, más se avanza”.
Andrés Manuel López Obrador estuvo este fin de semana en esta región como supimos, para supervisar el avance de ese tramo del Tren Maya. Sin embargo, dijo que no haría eventos públicos debido a la veda electoral.
Bien hace en cuidarse de la veda, pero más de los “izquierdistas” de a mentiras que lo rodean.