DE PRIMERA MANO
En las dos semanas que llevan las campañas, se observa en Tabasco que la oposición compite formalmente con Morena, pero que su verdadero adversario es el presidente Andrés Manuel López Obrador, así como el fantasma de un abstencionismo más pronunciado que el generalmente registrado en elecciones intermedias.
El mandatario del país no aparecerá en las boletas, aunque está presente en la conversación pública, por lo que puede influir para el triunfo de su partido.
Además, ni en el país ni en el estado la oposición posee un ícono que compense el efecto positivo que logra en Morena el jefe del Ejecutivo.
Por si eso fuera poco, pende la amenaza de la pandemia y la desinformación en el tema electoral provocado por la falta de una política de comunicación sobre la manera en que deben votar los tabasqueños con el coronavirus sobre su espalda.
Este punto se potencializa en razón de que la participación ciudadana generalmente es baja durante comicios intermedios.
Algunos actores han encontrado que existe el temor de ir a las casillas el día de la elección a ejercer el derecho al voto, pues muchos ciudadanos se sienten inseguros.
El 6 de junio próximo se vivirá un ambiente distinto al de elecciones anteriores: nunca antes el país había enfrentado una emergencia sanitaria como la actual.
Las autoridades estiman alcanzar en este proceso electoral un 60 por ciento de participación, mas hay especialistas que aseguran que ante la pandemia solo irá a las urnas entre un 35 y un 45 por ciento.
La disminución de la afluencia es una alerta para la oposición, pues es el partido en el gobierno quien sale beneficiado con una baja participación.
Contra lo que muchos creen, a menos que en la boleta aparezcan figuras como AMLO o, en su momento, Vicente Fox Quesada, en un proceso intermedio el ciudadano sufraga más por los partidos que por los candidatos.
En este caso hay que precisar que es en las elecciones federales donde influye más la marca (el partido) que el candidato, mientras que en lo local la figura del abanderado lleva un rol más destacado.
De tal manera que los equipos de los candidatos deben ir repensando la estrategia para compensar la participación del presidente, lo mismo que para convencer a los ciudadanos de salir a votar cumpliendo con los protocolos sanitarios.
En síntesis puede decirse que los candidatos de Morena se están dejando conducir por la fuerza de la marca, aunque hay quienes le han estampado su propio sello y en sus campañas se nota mayor entusiasmo, como si quisieran distinguirse del resto de sus compañeros.
Ello, mientras en la oposición solo se ven dos campañas: la del PRI con Andrés Granier Melo y la del PRD con Manuel Andrade Díaz.
PARA SU INFORMACIÓN…
LA VIOLENCIA EN Jonuta ha encendido las luces de alerta en el gobierno estatal. La muerte a balazos de un joven durante una manifestación, debe esclarecerse con toda la fuerza del aparato para disuadir a los políticos a no continuar con la escalada de violencia. El problema de fondo en ese municipio fronterizo es el cacicazgo de una familia que ha decidido al precio que sea no soltar el erario. El perredista Alfonso Filigrana Castro, el alcalde con licencia que busca la reelección, se ha convertido en un caudillo en la peor acepción del término. La duda es si podrá desde esa lejana localidad ponerse a las patadas con el régimen, aunque también existe la versión que la clase gobernante ya arrió banderas allí.