CARTA ABIERTA
Hundido tras las elecciones intermedias del domingo en Tabasco, Dagoberto Lara Sedas se ha aferrado a la dirigencia estatal del PRI, sin plantearse un análisis de autocrítica que le lleve incluso a la alternativa de abandonar la política tras dirigir por año y medio un partido que ha fracasado en su intento de regresar a los primeros planos electorales.
Sus críticos internos piensan que dimitir como presidente del partido sería lo más acertado en la actual coyuntura, para que sean los propios priistas quienes elijan el rumbo que deberá seguirse próximamente, pensando en las elecciones de 2024.
Dagoberto Lara irrumpió en la escena estatal para acabar con “las viejas formas de hacer política en el PRI tabasqueño” tras dos fracasos en ser candidato a la alcaldía de Huimanguillo, municipio que, por cierto, tampoco pudo ganar en los comicios del 6 de junio. Recién acariciaba la idea de erigirse como el gran rescatador de su partido.
El dirigente vio derrumbar sus expectativas en estas intermedias, donde cayó en las diecisiete presidencias municipales y en las 21 diputaciones locales. La formación tricolor sólo podrá contar con dos o tres diputados plurinominales en el Congreso local, entre los cuales estarían Soraya Pérez y Fabián Granier Calles.
El resultado fue especialmente amargo porque había tenido toda la confianza del dirigente nacional Alejandro Moreno Cárdenas y porque contó con una figura políticamente fuerte como Andrés Granier Melo en la capital del estado.
A tres días de haberse celebrado las elecciones del 6 de junio, Dagoberto no ha salido a dar algún mensaje de aliento a los priistas de Tabasco ni mucho menos ha dado alguna explicación del mal resultado que mantiene a su partido como la tercera fuerza política, con dos partidos que le vienen pisando fuerte los talones como son el Partido Verde y Movimiento Ciudadano.
El dirigente tampoco ha hablado de cambios en el Comité Directivo Estatal o si habrá alguna sesión del Consejo Político para relanzar el proyecto del tricolor; es decir, se ha quedado cruzado de brazos dejando su responsabilidad en Georgina Trujillo, exvocera de la campaña de Granier en el municipio de Centro.
Lo que sabe, con certeza, es que los barones del tricolor han estrechado el cerco en torno al presidente a fin de plantearle la idea de renunciar para dar una bocanada de aire fresco al partido. El debate político en la casona de 16 de Septiembre se centra en lo contradictorio de mantener a un dirigente falto de liderazgo y credibilidad, derrotado en el objetivo de ganar varios cargos de elección.
Este debate interno ha llevado a proponer dos alternativas a ocupar ese puesto: el excandidato a la alcaldía de Centro, Andrés Granier, y la virtual nueva diputada local plurinominal, Soraya Pérez Munguía. Los barones del PRI piensan que ambos tienen esa capacidad de tender puentes y llegar a acuerdos con todos los grupos internos y reencauzar el proyecto rumbo a las próximas elecciones, donde la Alianza Va por México (PRI-PAN-PRD) volverá a aparecer en las boletas de las presidenciales.
Los malos resultados del Revolucionario Institucional han generado reacciones también en los municipios donde había fuertes esperanzas de ganar, como los casos de Centla, Balancán y Teapa. Los respectivos candidatos a las alcaldías y diputaciones culpan también de la debacle al presidente nacional Alejandro Moreno Cárdenas, quien nunca destinó los recursos humanos y económicos para afianzar una posible victoria. La respuesta a este abandono es que toda la maquinaria del CEN se centró en Campeche, el estado natal del llamado ‘Alito’.
En 16 de Septiembre se especula desde hace algunas horas con la dimisión de Dagoberto Lara, si bien esto fue negado por fuentes cercanas a la presidencia.
Todo suena a que la estrategia del presidente es apostar al olvido de la paliza del domingo para luego convocar a “la moderación” y “la convivencia” frente a los “enemigos del tricolor”, si bien parece que esta vez no tendrá efecto tras uno de los resultados electorales más amargos para los priistas tabasqueños. Por lo pronto, el expartidazo sigue inmerso en una crisis sin fin y con un dirigente que parece no tener la menor idea de qué hacer.