GUAYABERA POLÍTICA
Si los 17 presidentes municipales y los 21 diputados locales electos (MORENA), aparte los 6 federales, más los 14 pluris obsequiados por el IEPCT con base en los resultados electorales a 5 partidos: MC, PAN, PRD, PRI, PVEM, piensan que con su triunfo el pasado 6 de junio iniciaron un viaje de placer de 3 años, están muy equivocados.
No vaya a suceder, como suele ocurrir cuando un político alcanza el puesto de sus sueños, que ya estén construyendo su mundo aparte, personalísimo, alejado de la realidad, y consideren asimismo que con el cargo en las manos podrán hacer y deshacer a su antojo cuando empiecen a despachar, sin importarles un ajo la nueva era de transformación que vive México y el cumplimiento fiel de los compromisos contraídos con los electores y sus familias.
No vaya a ser, pues, porque se van a llevar un chasco.
El contundente triunfo de MORENA –la totalidad de ayuntamientos y de diputados de elección tanto locales como federales- obliga más a los morenistas, es cierto, pero también a quienes no lo son, a contribuir con su trabajo, su experiencia, su capacidad y su honorabilidad, a respaldar la encomiable madurez ciudadana expresada en las urnas, distinta a aquel fervor casi religioso mostrado en 2018 cuando además de diputados y alcaldes, se eligió senadores, presidente y gobernador y se votó 6 de 6.
Se estaría hablando, ahora, de que tanto los nuevos alcaldes como los legisladores, todos, deberán trabajar en perfecta sintonía con el anhelo y propósito nacionales de ponerles fin a la corrupción, a la negligencia, al abuso, al privilegio, a la improvisación, a la inmediatez, a la impunidad y al manejo indebido de los bienes del pueblo.
Se sabe, por experiencia, que tareas de tal magnitud, que alcanzar metas en estas materias de suyo delicadas, implica muchos y variados riesgos, principalmente porque aun cuando los miembros del partido de quien impulsa un nuevo proyecto de nación constituyen mayoría en los dos órdenes de gobierno en trato, no todos caminarán al mismo paso porque simple y sencillamente poseen poca identificación con las causas populares, con el interés social.
Ganadores, sí, pero algunos más por su membresía en el partido del Presidente y del gobernador Adán Augusto López Hernández, que hacen bien su tarea, que por méritos propios o porque representen u ofrezcan algo verdaderamente útil a la sociedad que los ha visto actuar antes en otras posiciones sin resultados plausibles.
Ya se ha visto –lo han hecho el Presidente y el Gobernador- que mientras desde arriba se impulsan políticas y acciones erradicadoras del mal, de los vicios, de la corrupción, se va descubriendo en el camino también cómo sus deseos y definiciones patrióticas no son suficientes para avanzar en la dirección correcta, se va descubriendo, repito, la existencia de centenas de irresponsables que aspiran al cargo pensando sólo en seguir viviendo de las dispensas, las excenciones, las franquicias y la impunidad.
Corregir esto significa tiempo y casi siempre atrasos.
Mucha cautela deberá tenerse, entonces, desde muy arriba, para que entre los nuevos diputados y alcaldes no encuentren más tierra fértil los promotores de los intereses creados que anhelarán, como siempre, abundar en su seguridad y prosperidad.
Mucha cautela, pues de lo que se trata es de desaparecer, de superar toda situación anómala y eclipsar los privilegios existentes en distintos sectores y niveles en complicidad con malos diputados, con malos alcaldes.
El punto toral, fundamental, sin lugar a dudas, seguirá siendo el de la corrupción y su combate eficaz, un cáncer que ojalá los nuevos legisladores y presidentes municipales, estén decididos, dispuestos a extirpar, que no sería tarea cómoda, por supuesto, pero cualquier intento serio que se mostrara en este sentido, sería digno de aplauso.
No obstante, por cuanto hace al partido en el poder, el gran ganador de este proceso, creo que partió de la base de contar con hombres y mujeres de tal manera probos y comprometidos con la función pública y la comunidad, que aseguraran una actividad constante, intensa, eficiente y definitiva, ojalá y llegue a ser un propósito cumplido, la tarea no tendría nada que ver con un día de campo o con la realización de un viaje de placer sino todo lo contrario, inclusive nadar a contracorriente.
Que se cumpla y se cumpla con miras a trascender el sexenio y consolidar el nuevo proyecto de nación.
De lo contrario, todo quedará en intento o en acciones rutinarias e inacabadas. El tiempo pasará y el sexenio concluirá.
Es el tiempo de continuar el rescate de principios y valores y devolverle a la política su alta dignidad.
Señores, señoras, a trabajar duro por México, a trabajar duro por Tabasco.
Feliz fin de semana.