Carta Abierta
El número telefónico del autor de CARTA ABIERTA estuvo infectado por el programa malicioso llamado Pegasus, con el cual los teléfonos celulares de cientos de periodistas en México fueron intervenidos. El descubrimiento se dio a fines de 2017, cuando un hacker local descubrió el espionaje de la compañía israelita llamada NSO Group.
Tras la confirmación de que el equipo telefónico estaba hackeado hubo la necesidad de cambiarlo. También dar de baja el número y la compañía de servicios. La pregunta es: ¿a cuántos periodistas tabasqueños más estuvo vigilando Enrique Peña Nieto y con qué propósito, sabiendo que los gobiernos sólo deben utilizar ese programa para vigilar a grupos criminales y organizaciones terroristas?
De acuerdo al columnista Raymundo Riva Palacio, de El Financiero, el programa es bien conocido entre periodistas mexicanos, no sólo por el escándalo que causó en 2017 al socializar el Citizen Lab de la Universidad de Toronto el espionaje en el gremio, sino porque varios comunicadores comenzaron a recibir desde 2015 mensajes muy extraños en los móviles que, tiempo después, se supo fue la forma para infectar sus dispositivos.
Agrega:
“El Proyecto Pegasus se publicó este domingo. Es un lote de documentos sobre espionaje global que fueron filtrados a las organizaciones no gubernamentales Forbidden Stories y Amnistía Internacional, realizado por los clientes del NSO Group, en el cual identifican a 180 directores de periódicos, reporteros de investigación y otros periodistas en el mundo, que fueron blanco de posible vigilancia electrónica por parte de sus gobiernos. No fueron los únicos. Las listas de teléfonos intervenidos suman más de 50 mil en 20 países –al menos 10 son clientes de la empresa israelí–, entre los que está México, donde se hackearon al menos 15 mil.
Pegasus fue adquirido por el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto y varios gobiernos estatales para vigilar a grupos criminales y, según exfuncionarios, era muy eficaz en casos de secuestro. Los abusos no tardaron. El gobierno de Peña profundizó el espionaje político con Pegasus y a través de la intervención telefónica del Cisen. De qué tamaño fue esta vigilancia, es desconocido, pero en este espacio se publicó una sola sábana de 729 intervenciones de teléfonos, dos de periodistas, pero también de activistas sociales, políticos, ministros de la Corte, presuntos criminales y hasta miembros de ese gobierno”. Hasta aquí la columna de Riva Palacio.
El Gobierno peñista espió a través del programa Pegasus a periodistas, activistas e incluso al entonces líder opositor y actual presidente, López Obrador. Por lo descubierto en esa indagatoria, el espionaje político en México fue una realidad en el sexenio pasado y Tabasco, gobernado entonces por el perredista Arturo Núñez Jiménez, no fue la excepción.
La duda en la opinión pública es si el programa Pegasus seguía vigente con el gobierno de López Obrador ya que varios periodistas tienen evidencia de que sus comunicaciones están siendo interceptadas.
La respuesta vino el martes 20 por parte del propio presidente, quien aseguró que en su Gobierno “no se espía a nadie” tras descubrirse que en años anteriores se le espió a él, además de a miles de personas más, aunque descartó tomar medidas judiciales.
“El Gobierno no espía a nadie, los opositores no son espiados. No hay censura para los medios de información, a nadie se les limita sus libertades”, indicó en la ‘mañanera’. Es decir, la 4T ha dejado de usar ese poderoso software que permite al usuario acceder vía remota a celulares previamente infectados, uno de los cuales fue propiedad del autor de esta columna.
Al confirmarse que ya no se espía a periodistas, Obrador ha enterrado otra de las nefastas herencias del mexiquense, quien además de hacer una pésima gestión, abusó del poder en todas sus formas, como la de meterse en la vida privada de los comunicadores.