Franja Sur
Cuando aún no eran conocidos los aires acondicionados en Tabasco, las familias acostumbraban a dormir con las puertas abiertas de sus domicilios durante las noches calurosas, particularmente en primavera y verano.
La gente tabasqueña de escasos recursos de esta manera mitigaba los intensos calores, mientras que el sector acomodado ya contaba con sus ventiladores Philips, de tal modo que las tarifas de la energía eléctrica les venían valiendo guando, pues ni cosquillas les hacía. Entonces los recibos de luz no eran un dolor de cabeza para los padres de familia.
Sin embargo, los tiempos han cambiados con el crecimiento demográfico de los pueblos de Tabasco y la población flotante. Se acabaron las décadas en la que todos nos conocíamos y, desde luego, ahora en vez de dormir con las puertas abiertas, se necesita asegurar las casas bajo tres candados y los que les siguen.
En aquellos lejanos tiempos la energía eléctrica era un bien común añorado durante muchos años, y era signo de progreso, no de problemas. Entonces la modernidad trajo los climas y la gente se acostumbró a su uso, tanto que ahora son imprescindibles en los hogares tabasqueños.
Con el tiempo, los gobiernos vieron que la venta de la energía eléctrica era un buen botín para meterle dinero a las arcas de la Secretaría de Hacienda, pues el servicio era de suma utilidad en los domicilios y, por ello, Hacienda y la Comisión Federal de Electricidad tramaron las tarifas eléctricas a su libre albedrío, y entonces el uso de la luz comenzó a ser un problema en los hogares mexicanos.
En Tabasco, el caso se reciente aún más porque es zona de altas temperaturas en donde en los meses de abril, mayo, junio, julio, agostol los calores alcanzan más de 40 grados. Acá en tierras chocas no contar con un aire acondicionado es vivir en el infierno.
Por ello, las altas tarifas eléctricas y el trato inhumano de los empleados de la CFE (por cierto los trabajadores de esa empresa no pagan la energía que usan) se ha convertido en un verdadero problema para los tabasqueños, en un auténtico dolor de cabeza y me quedo corto, porque hay familias que han perdido seres queridos a causa de infartos que les causan el acoso permanente de las brigadas de la CFE. De ese tamaño es el caos en Tabasco.
No obstante, si el costo de la kilowatts estuviese relacionado con el salario mínimo, si hubiese equilibrio entre ambas partes, no habría conflictos con el pago de la luz, pero no es el caso, pues la cifra de los recibos bimestrales que llegan a muchas casas es casi igual al salario que gana en dos meses un trabajador. Luego entonces, ¿si paga la luz, como les da de comer a su familia? ¿como los viste y paga otros servicios?
Fue por ello que en 1995 el entonces líder opositor López Obrador inició en esta tierra la “resistencia civil” del “no pago de luz” y enfrentó al sistema por el abuso indiscriminado en las tarifas.
Ya como presidente aplicó la cancelación de la histórica deuda de energía que arrastraba la resistencia civil, pero a la fecha el problema no se ha solucionado del todo y amenaza con prolongarse.
Si bien el presidente cumplió su palabra del “borrón y cuenta nueva”, que se concretó aquí en el mes de marzo de este año, la acción de gibierno no fue suficiente para arrancar de raíz el conflicto. Es muy cierto que la gente se beneficio sobremanera con este primer paso al serle cancelados sus adeudos, algunos no pagaban luz desde hace 25 años.
Pero esos ojos que se iluminaron de alegría en marzo pasado, en cinco meses el brillo oscureció. A partir de marzo ciertamente los recibos marcaron cero adeudo para comenzar a pagar la energía eléctrica. En eso consistió el borrón y cuenta nueva.
Pero poco les duró el gusto de la medida presidencial, pues a partir de los bimestres de abril-mayo y mayo-julio los recibos volvieron a mostrar el rostro del abuso, de los cobros desproporcionados y con ello, a la vuelta de un año, los deudores volverán a caer en cartera vencida.
El conflicto para las familias tabasqueña alcanza niveles terroríficos, cuando las brigadas de la CFE llegan con sus camionetas a los domicilios y con voz y gesto de general del ejército le dicen a las familias tabasqueñas: “Venimos a cortar la luz porque no han pagado”.
Ese es el sufrimiento de no pocos hogares de Tabasco, en medio del otro terror, el de la pandemia. Y, hoy no hay quien auxilie a los tabasqueños, pues el que lo hacía, el que los defendía y alzaba la voz por esos abusos ahora está en Palacio Nacional, esto es, del otro lado, pues es ni más ni menos que el jefe supremo de Manuel Bartlett, director de la CFE y enemigo número uno de los tabasqueños.
Ahí se las dejo.