De Primera Mano
Que los políticos engañen a la ciudadanía es algo considerado normal. Pero un gremio al que desde hace por lo menos dos gobiernos le han venido dando atole con el dedo es el ciclista. Y es que el deporte de las dos ruedas ha tenido un crecimiento exponencial, sobre todo a raíz del confinamiento por la pandemia en que se convirtió en una herramienta para estar en forma sin que el usuario tuviera que acudir a una instalación cerrada.
Los hombres públicos empezaron a voltear la mirada hacia la población ciclista en 2012, año en que por coincidencia el PRI perdió un predominio de siete décadas.
En 2015 que ganó la elección para presidente municipal, el perredista Gerardo Gaudiano Rovirosa empezó a tejer una red con miras a buscar la gubernatura tres años después. Como deportista, se vinculó a practicantes de las rodadas y se compró una bicicleta para acercarse a ese nicho ciudadano que ya desde entonces mostraba un aumento explosivo.
El equipo del alcalde logró reunir a los dirigentes de los diversos clubes para plantearles que atendería las demandas del gremio.
De forma unánime sus cabecillas le solicitaron la construcción de una ciclovía en la capital de Tabasco, la única del sureste que no cuenta con un lugar para que el ejercicio de este deporte con las medidas básicas de seguridad.
Chiapas, Campeche, Yucatán y Quintana Roo cuentan con ciclopistas, en donde se concentran los deportistas y las familias que por convivencia y recreación montan en dos ruedas los fines de semana.
Gaudiano prometió que haría la instalación y no cumplió.
El entonces presidente municipal se hizo “asesorar” por una persona vinculada al ciclismo que trató de acercarlo con el gremio, pero no lo logró.
Además de ese incumplimiento, el ahora diputado plurinominal electo por MC engañó a la viuda de un ciclista que perdió la vida atropellado por una mujer que conducía en estado de ebriedad.
El engaño consistió en que el ayuntamiento la iba a asesorar para que la Fiscalía General del estado atendiera la averiguación previa, lo cual no se hizo y al final la borracha fue exonerada.
La administración municipal que está por concluir también empeñó su palabra de que haría la ciclopista que desde hace años está demandando la comunidad biker.
Curiosamente la misma persona que “asesoró” a Gaudiano hace lo mismo con las actuales autoridades.
Cansados del incumplimiento, en los últimos años los ciclistas han edificado su propia vía para entrenar.
Se trata del circuito Sabina-Curahueso-Ixtacomitán, conocido como La Ratonera.
Ahí, aunque no hay señalamientos para la actividad, a diario decenas de ciudadanos montan bicicleta a la buena de Dios.
Si bien no es un lugar adecuado, por lo menos, como se trata de un camino rural, el transporte es lento y los automovilistas no conducen a grandes velocidades.
Por ese tramo los fines de semana se veía al edil capitalino Evaristo Hernández Cruz con un grupo de funcionarios de la comuna, a quienes se les dio la facilidad de adquirir bicicletas con descuentos cómodos a su salario.
En la ruta Sabina-Curahueso-Ixtacomitán la nueva administración de Yolanda Osuna Huerta puede hacer mucho por el gremio: bastaría con ensanchar por lo menos tres metros más la cinta asfáltica y poner señales de tránsito para que los deportistas rueden con mayor seguridad.
No es que Osuna se tenga que comprar un vehículo de doble rueda como sus dos últimos antecesores, pero puede hacer mucho por el ciclismo sin necesidad de aparentar que es parte de él.