Franja Sur
En mi entrega del Paseo Dominical hice un comentario sobre la camada de legisladores que llegará a la Cámara de Diputados en el cercano mes de septiembre, debido a una propuesta que atrajo la atención, creo, de no pocos.
El viernes pasado el diputado electo de Morena por Jalpa de Méndez, Jesús Selván lanzó la declaración siguiente: consideró que un diputado sí podría subsistir con una dieta mensual de 20 mil pesos, pues señaló que hay tabasqueño que sobreviven con mucho menos.
Eso es cierto, sobre todo los padres de familia que ganan salarios mínimos. Pero en el caso de los legisladores hay que ver el grado de responsabilidad que tienen en sus manos. Por eso, no se puede equiparar el salario de un diputado con un ciudadano común.
Los representantes populares además de diseñar leyes en beneficio de la población, tienen el encargo de vigilar el manejo de los recursos públicos de los tres poderes y de los 17 ayuntamientos de Tabasco.
Además, hay que ver el gasto de algunos de ellos, por ejemplo, los que se tienen que trasladar a la capital, provenientes de la zona de los ríos que, tienen que viajar dos veces por semana y comer en la capital del estado.
Pero no es lo medular, el tema es que si andan desarropados de presupuesto, si les adelgazan la dieta, saldrá más caro el caldo que las albóndigas. Cierto es que en el pasado eran exagerados los salario de 150 mil pesos al mes, con todo y bonos. Pero ni tanto que queme el santo ni tanto que no lo alumbre.
Hay que buscar la justa medianía, para que no naufraguen algunos en el mar de las tentaciones, cada año que se revisan las cuentas públicas o cuando el Ejecutivo necesita de un mayor número de voto de diputados para imponer una ley.
Hasta donde sabemos, los diputados de la 63 Legislatura que se va, tenían un salario de 50 mil pesos, al parecer 20 de ellos a comprobar. Pues no era tan mal.
Pero otro tena que hay que revisar y que, si tuviéramos diputados libres, con agallas, ya hubiesen denunciado, es saber dónde está el dinero que sigue ahorrando este gobierno con su política de austeridad.
Porque desde que entro el gobierno de Adán Augusto, ha sido una fiebre de recortar presupuesto: Lo recortaron en el Congreso del estado, en el Instituto Electoral, en el área de prensa, donde incluso redujeron el personal y, del edificio de amplias oficinas de cuando era una coordinación, ahora crearon la unidad de prensa que está metida en un cuchitril o pocilga.
Ante esta medida, dicen, que ya no se da millonadas de dinero, según este gobierno, en gasto de publicidad y prohibieron las reuniones de funcionarios públicos con los distintos sectores.
Pero la pregunta del millón es: “donde está el dinero ahorrado en el gobierno de Tabasco”, porque el apoyo a los damnificados de las inundaciones vino del gobierno federal, y los distribuidores viales fueron hechos con dinero de la federación.
Ahora resulta que este gobierno de Adán Augusto necesita mil 500 millones de pesos. Y, siguen recortando el presupuesto. Pero, ojo, cheque el dato, la gran lección que nos queda de esto, es que se podrá decir misa, pero los del PRI sabían gobernar. Había dinero para todo y para todos, no sólo para la canasta de los gobernantes, como sucede hoy, que se están quedando con el fruto de la obra pública. Al tiempo.
No se puede apreciar de otro modo, si en aquellos gobiernos le pagaban a los diputados 150 mil pesos mensuales, la prensa ganaba “millonadas” según ellos, y había presupuesto para celebrar el Día del Maestro con rifas de carro; el Día del ingeniero, con tremendas comilonas; el Día de la Libertad de Expresión, con inolvidables desayunos; en los informe de gobierno se tiraba la casa por la ventana con suntuosos banquetes, invitados de otros estados y de la capital del país y, “premiaban” generosamente a los enviados de la prensa nacional.
Pues llegaron los padres de la austeridad y todo eso se acabó, no obstante, cuando el gobierno debería tener dinero en abundancia, resulta que dicen que están más pelados que una yuca. ¡No puede ser!
Ahora quieren matar de hambre a los diputados que, seguramente, no se dejarán morir de inanición y tendrán que delinquir, claro, por debajo del agua, con los alcaldes y con el mismo gobierno estatal cuando necesite diputados para una votación, como se estila y, sigue esa misma práctica.
Y lo más grave de la situación, es que faltan tres años para que se termine esta pesadilla, el de un gobierno que quiere ver a todo México miserable, dependiendo de sus migajas de los programas sociales.
Ahí se las dejo.