Poder Político

LXIV Legislatura de la Cámara de Diputados Federales del Congreso de la Unión, de predominancia afín al esperanzador régimen de la cuarta transformación. Una lastimosa realidad que haber llegado con la promesa por hacer historia al cabo de haber expirado este 31 de agosto concluyó pero en el fiasco a la voluntad popular que los eligió para que les representara en sus intereses.
La Legislatura que en una conclusión parafraseada ni legisló lo que debió ni hubo unión entre fracciones partidistas; lejos de conciliar sobre el entramado de la democracia en pro del bien del colectivo social, cada una asumió posturas que per sé se definieron unos como los de la mayoría y los adversarios como los de la minoría para dejar en claro que ambas no cederían, ahogando el interés supremo.
Un dantesco espectáculo que hubo precisamente porque la mayoría coaligada poseedora de las dos terceras partes no fue todo lo coherente, cerrada a cualquier postura asemejada a la capacidad receptiva con los otros. Por lo contrario, en su arrogancia por empujar reformas constitucionales y leyes en pro de construir el andamiaje de prosperidad cayeron al vacío, negados a dar por válidas cualquier aportación, ni le movieron una sola coma.
Inadmisible que de las 6 mil 823 iniciativas de ley con proyecto de decreto presentadas, ante el Pleno del salón de sesiones durante el lapso de sus 3 años, 4 mi 785, equiparables al 70 por ciento, quedaron como pendientes; 699, el 10 por ciento, retiradas; 297, el cuatro por ciento, desechadas; y 25, el uno por ciento, con declaratoria de publicidad.
Una compilación del portal Polls.mx consignó que sólo 10 mil 427 iniciativas, el 15 por ciento, transitaron hacia una minuta de Reforma constitucional y/o a las leyes; que en el caso de 131 iniciativas de reforma electoral presentadas durante el primer año del período legislativo en conjunto con el senado, no escalaron hacia ese estatus. Ahora el tema en la coyuntura ha sido traído otro vez al controvertido debate en la mezquindad de los tiempos y circunstancias.
Para desgracia de los Congresistas de la Unión carecen la generalidad de un conocimiento cuando menos aceptable sobre el reglamento de prácticas parlamentarias, así como tampoco de la Ley Orgánica. Si de la Constitución se trata no conocen lo sustantivo de sus atribuciones preceptuadas en la propia de la Constitución de los Estados Unidos Mexicanos que, dicho sea de paso, sólo una minoría de las y los 500 diputados quienes tienen en mente ese pequeño gran dato sobre documento se integra por 136 artículos.
Echando una mirada hacia la LXI Legislatura comprendida entre septiembre de 2009 y agosto de 2012, la consultora Integralia consignó que sólo el diputado Pilar Córdova, líder petrolero del grupo legislativo priista presentó durante el primer año legislativo en tiempo record 38 iniciativas con proyecto de decreto, en las que ninguna prosperó. Contrario a su par más cercano, Jaime Cárdenas, de la fracción de PT.
Un gris personaje, Pilar Córdova, como la generalidad sin gran conocimiento aun habiendo integrado también la LIX Legislatura Federal y entre ambas lo fue también diputado del Congreso Local de Tabasco. Su único mérito fue beneficiarse de una curul como parte de la cuota que el gremio petrolero nacional al interior del PRI.
En la Junta de Coordinación Político del Poder Legislativo se deliberan y pactan entre los liderazgos de cada frentes, quienes sí conocen la trascendencia de cada minuta de reforma constitucional y/o a las leyes. Aunque un respetable sector cuentan también con la formación; los demás sólo emitieron su voto electrónico por línea, sin conocer bien a bien el contenido. Incluso en el debate previo escuchan, pero no comprenden.
Un caso patético lo es Gerardo Fernández Noroña que conocedor del ecosistema legislativo se ha caracterizado por los desfiguros insultando y descalificando a sus adversarios, un carroñero que en la personalidad bravucona se queda con la grilla barata. Ahora repite por una segunda ocasión en esta LXV Legislatura.
Forma parte de los 138 diputados, el 27.6 por ciento reelectos entre los 500, que más allá de ponderar si tienen o no méritos sustentados en resultados, hay casos como Fernández Noroña, que en definitiva son impresentables y deshonran una investidura popular, pero que por el arraigo en sus distritos los votaron otra vez.
Por lo que compete justo a esta LXV Legislatura que recién inició sus trabajos con la inédita composición de paridad igualitaria al haber 250 mujeres y 250 hombres, permea por mucho el escepticismo sobre la expectativa ate una eventual capacidad de conciliar en democracia lo que le conviene a la sociedad y no a los grupos facciosos del en lo particular que son parte.
Ente una mayoría disminuida de la calificada en la anterior a una vigente absoluta, y una oposición aún más empoderada en su recuperación de posiciones, de entrada marcaron posturas radicales desde el uno de septiembre que en nada abona a un necesario consenso para acatar la juramentación que hicieron por mirar por los dar respuestas que demandan a lo comprometido en campaña con la y los mexicanos. Y no sean un Congreso más que en negativa a ser receptivos terminen por ser otro fiasco.

Bitácora

Hasta cuándo cesarán los venenosos dardos por parte de aquellos actores públicos que están negados a comprender que poner en la balanza los claroscuros están expuestos al escrutinio público sus positivos y negativos.

Por Eduardo Hernández

    Periodista y Analista Político, graduado por las Universidades Olmeca, Iberoamericana, Complutense de Madrid y Tecnológico de Monterrey, además del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. 27 años de experiencia profesional en el ejercicio del Periodismo Análisis, Consultoría, y Comunicación Institucional vinculado a los temas electorales, en Tabasco y Ciudad de México. Autor de la columna «Poder Político» que se publica cada semana  en Diario Presente y en Diario de Yucatán. Autor también del libro «Luchas por el Poder en Tabasco: 1825-2012» que documenta 187 años de historia y legislación electoral, editado por la Universidad Olmeca.