En una entrevista dada a Diario Presente en julio de 2019, el alcalde Evaristo Hernández daba cuenta de la enorme importancia que tenía mejorar el servicio domiciliario de agua potable y cambiar el drenaje profundo de Villahermosa. Ahora que las lluvias siguen provocando graves inundaciones y más socavones en varias partes de la ciudad, no queda sino entender el gran error de no haberle permitido llevar a cabo ese proyecto de beneficio general.
La ciudad necesita construir una nueva planta de agua potable de 2 mil litros por segundo y desaparecer la actual, que tiene 60 años de haberse construido y sólo genera gastos. Las últimas administraciones municipales han gastado entre 40 y 60 millones de pesos en los últimos 15 años. Debe sustituirse porque la toma está en el río Grijalva y como el agua viene desde Guatemala y pasa por Chiapas, cuando llega a Villahermosa está muy sucia y se gasta demasiado en limpiarla.
También hay que cambiar la tubería de agua potable porque tiene 60 años o más. Su mala condición provoca el desperdicio del 44 por ciento del agua ya potabilizada. No es todo el problema. Con las fugas se humedece la tierra y por eso ha habido más de 500 hundimientos en la ciudad.
En el caso del drenaje sanitario pasa exactamente lo mismo: tiene entre 60 años y 80 años. El agua de lluvia se mete al drenaje sanitario y entonces el agua limpia se mezcla con las aguas negras y así desemboca en los ríos. En la ciudad hay 23 plantas de aguas residuales pero sólo nos funcionan dos. Son muy pequeñas, con una capacidad de 25 litros por segundo. Por eso todas las aguas negras de la ciudad desembocan en ríos y lagunas con todas las malas consecuencias que ello conlleva.
Cambiar la tubería de agua potable de la ciudad, de 704 kilómetros de longitud, cuesta mil 400 millones de pesos. Y el cambio del drenaje sanitario tiene que hacerse a la par del drenaje de agua pluvial, con un gasto de tres mil millones. Además, hacer la planta de agua potable cuesta 800 millones de pesos. En total, más de 10 mil millones de pesos.
También urge ampliar las plantas de agua potable para comunidades que han crecido mucho en población, como Buena Vista, Playas del Rosario, Dos Montes, Macultepec, Ocuiltzapotlán y Ciudad Industrial.
Esta era la propuesta integral y fundamentada en cifras que el alcalde de Centro presentó desde el inicio de su Gobierno: reconstruir el sistema hidráulico de Villahermosa con un gasto de 25 mil millones de pesos.
¿Y cuándo iba a tener ese recurso el Ayuntamiento? ¡Jamás!, porque el presupuesto anual para la obra pública es de apenas 200 millones. Por eso propuso responsabilizar de este megaproyecto a la iniciativa privada por medio de la concesión del servicio, para que esta cargara con toda esa cuantiosa inversión.
El caso es que intereses políticos truncaron ese megaproyecto de largo alcance. Intereses mezquinos pusieron todas las trabas posibles con tal de que la modernización de la ciudad no avanzara en esta infraestructura tan importante; sin importar que con ello se siguiera afectando a los ciudadanos, como ahora pasa con las actuales inundaciones en varias colonias de la ciudad.
De nada sirvió saber que los consumidores de Villahermosa son de los que menos pagan en el país por el consumo de agua doméstica, donde la tienen casi regalada. Y esta fue la bandera que algunos enarbolaron para impedir que el servicio de agua se diera en concesión temporal.
El alcalde había dicho que en caso de no cambiar la infraestructura hidráulica “la catástrofe nos alcanzará”.
Pues sí, tenía toda la razón.