CHAPALEO
(55 años de actividad periodística en prensa, radio y TV)
LO CONOCÍ a través de la televisión cuando él apenas tendría siete u ocho años haciendo triángulo actoral con Eugenio Derbez y Consuelo Duval, en La Familia P. Luche; ahora me entero, hasta ahora, que participó en otros programas, hizo teatro, cine, pero la verdad es que ahí me quedé, jamás lo vi crecer.
SIEMPRE LO consideré un niño de gran talento, son esos casos en los que se nace para ser; pienso que fue poco lo que tuvieron que enseñarle sus maestros de actuación, él ya todo se lo sabía, el lenguaje corporal lo manejaba a su antojo, era su mundo y pararse ante las cámaras, más que tener pánico escénico, él lo desafiaba. Alegre, franco, abierto, extrovertido
LA MISMA televisión que acostumbra mantener vivo su auditorio repitiendo programas viejos, también me ha dado la oportunidad de disfrutar de su talento una y otra vez; he llegado a pensar que Octavio Ocaña no se ajustaba al libreto, porque él tenía más que eso. Soy un convencido de que jamás le corrigieron nada.
MUCHAS VECES vi sorprenderse, de manera natural no actuada al Derbez y a la Duval, grandes exponentes de la comedia mexicana, ante las grandes ocurrencias de Ludoviquito P. Luche
Y ME pregunto, ¿porque tiene que ser la muerte la que ponga al descubierto estos talentos?
GOCÉ MUCHAS veces -y sigo haciéndolo- de las actuaciones de este niño güerito, pelirrojo, de nariz y orejas grandes, hablantín, ocurrente, con un perfil más bien de tipo europeo, o no sé de donde, ¿y qué creen? jamás, jamás sospeché que fuera tabasqueño.
LA TRÁGICA muerte de Octavio Ocaña pone al descubierto nuestra pobre idiosincrasia, ¿Cuántos tabasqueños como él, de su calidad como artista, como investigadores, como deportistas, como inventores, habrá en México perdidos en el anonimato?
OCTAVIO OCAÑA era choco auténtico, por eso era así. Toda esa gente que hoy lamenta su trágico fallecimiento y que fue a recibir sus restos mortales disfrutó de sus programas; pero ¿cuántos de ellos sabían que era tabasqueño?
OCTAVIO OCAÑA sintió finalmente el homenaje y cariño de la gente de su tierra. No hubo tiempo para disfrutarlo en vida. Descanse en paz.
Y CLARO que hay más, mucho más, pero por hoy me voy a comer sabrosos tamales