Tiempo de Política
En el tema de la salud Tabasco aporta dos noticias negativas de interés nacional:
-Es una de las tres entidades que aún no regresan al semáforo verde en la pandemia del Covid-19.
-El presidente tabasqueño le dio públicamente un ultimátum a su paisano director del Insabi, Juan Ferrer Aguilar, para terminar con el desabasto de las medicinas a nivel nacional.
Sobre el coronavirus, ya hay 29 estados en semáforo verde, uno en naranja y dos en amarillo, entre ellos lamentablemente Tabasco, que evita la plena apertura de las actividades económicas, académicas, etc.
A 20 meses de la llegada a México de la pandemia donde durante meses todos los días se difundió en Tabasco las recomendaciones sanitarias para evitar el contagio, la conclusión es que la comunidad es la responsable principal de mantener el semáforo amarillo.
Culpar a las autoridades sanitarias y políticas equivaldría a cuestionarles por qué no aplicaron medida cohercitivas, prohibitivas de apertura económica y convivencia social que van contra la máxima presidencial de «nada por la fuerza, todo por la razón».
Es innegable que la autoridad mantuvo en Tabasco artificialmente por varias semanas el semáforo naranja cuando en realidad correspondía el rojo por los mil casos diarios de contagio.
Fue una medida para mantener a flote a la crítica situación económica.
Haber cerrado las actividades consideradas no esenciales habría sido catastrófico para la economía de la mayoría de los tabasqueños.
La segunda tarjeta amarilla es para el tabasqueño Ferrer Aguilar, director del Instituto de Salud para el Biestar, quién corresponsablemente con el secretario de Salud, Jorge Alcocer Varela, no han podido en tres años solucionar el problema del desabasto de los medicamentos en los hospitales públicos del país, especialmente el sensible caso de los niños con cáncer.
La molestia del presidente Andrés Manuel López Obrador fue evidente primero por el ultimátum público expresado, seguramente después de varias llamadas de atención en privado.
Segundo porque evidenció que las constantes marchas y quejas de los padres de familia eran reales y no manipuladas por los laboratorios afectados por la cancelación de contratos de compra de medicamentos en insumos salinatarios.
En pocas palabras exhibieron al propio presidente por haber defendido en la mañaneras lo indefendible: la ineficiencia de estos dos funcionarios federales, uno de ellos tabasqueño:
«Pero ya tenemos que terminar con el problema de desabasto de los medicamentos. Esto es para Juan Ferrer. Esto es para el doctor Jorge Alcocer.
«Yo no quiero escuchar que faltan medicamentos. No quiero oír excusas. No podemos dormir tranquilos si faltan medicamentos para atender enfermos».
Tiempo Fuera.- La intención presidencial de suavizar el ultimátum durante la mañanera del día siguiente al duro regaño, no aplica. Simplemente porque con ello no se llenaron los estantes vacíos de las farmacias de los hospitales públicos.