Para Usted

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A lo largo de los años, han sido los funcionarios públicos de este nivel (tanto de CFE, como de Pemex), de donde se han registrado los casos  de cuantiosos recursos desviados, de los grandes negocios descubiertos, del tráfico de influencias y demás actitudes obtusas en el ejercicio del poder público, cuyas denuncias no han surgido de las dependencias encargadas de la revisión del gasto público, sino de las Asociaciones Civiles que han logrado aglutinarse en esfuerzos conjuntos de seguimiento, revisión e impacto social de los presupuestos públicos.

De manera muy profesional, retomados por las instancias gubernamentales, más para ejercer venganzas personales del jefe en turno, que para aclarar y rescatar el dinero desviado y el consecuente deslinde de responsabilidades penales a los autores materiales e intelectuales de tales abusos de confianza.

A lo anterior se suma, no con menor importancia, el robo hormiga de muchos trabajadores de base, de confianza (no funcionarios de alto nivel) y transitorios, cuyas acciones en este sentido clarifican el importante gasto destinado a la adquisición de consumibles, equipo de limpieza, piezas de equipos de transporte en general, entre otros, que luego se venden a mitad de precio entre la población conocida de tales infractores.

Es decir, tanto en aquellos como en estos, hay funcionarios públicos que entre sus prioridades está la competencia para ver quien acaba más rápido con gallina de los huevos de oro; total, a diferencia de las empresas privadas, que llegan hasta a cerrar por descapitalización, las empresas de gobierno se siguen de frente, porque nuestros impuestos, siguen cobrándose para mantenerlas “en operación”.

Trabajadores de planta y transitorios que son contratados sin tener realmente necesidad de disponer de ellos pero que el contrato colectivo de trabajo con el sindicato y las concesiones con que cuentan, permiten seguir drenando los recursos provenientes de estas empresas. Claro, déficits con cargo al erario.

Hasta aquí podemos mencionar solo algunos de los problemas más evidentes que impactan negativamente en la operatividad de estas dos empresas. Sin embargo, hay otros factores que resultan de fundamental importancia revisar, en la búsqueda de lograr un análisis más o menos atemperado con la situación por la que atraviesan.

En relación a ello, no podemos soslayar la importancia que tiene el uso de tecnología de última generación en este tipo de empresas, situación a la cual han renunciado una y otra, a pesar de que, ante su realidad financiera precaria, seguir operando con tecnologías obsoletas, deriva en altos costos de producción de sus productos y/o servicios que, para el caso de Pemex, aún quedan reducidas ganancias ante el precio internacional del barril.

Aunque desafortunadamente sus gastos operativos y de administración, así como los desvíos y el guachicol (que dice el Ejecutivo Federal que ya no hay, pero que, sacando cuentas integradas, resulta que este delito no solo no se ha reducido, sino que ha crecido hasta en un 18% en relación a la administración anterior), terminan deglutiéndolos, de ahí la reiterada necesidad de seguir financiando su déficit con presupuesto público (con nuestros impuestos).

En situación similar se encuentra la CFE, renunciando a la generación de energías limpias, es decir, tecnologías de última generación, más, mucho más eficientes, cuyo uso se traduce en sensibles bajas en los costos de producción, pero tampoco en este caso se cree en los avances tecnológicos y se prefiere seguir con hidroeléctricas que operan de manera obsoleta y con costos de producción sensiblemente altos, que son los que terminan trasladándoselos a los consumidores, mientras que sus funcionarios cuentan con costos preferenciales o no pagan sus consumos.

En La Línea de Fuego**Mientras sigan con esa mentalidad, en Pemex, seguirán contando con reducidas, muy reducidas ganancias en relación con los montos que realmente deberían de obtener, en tanto que, en la CFE, su inmediata alternativa la encuentran tratando de cubrir sus ineficiencias y corruptelas, con cargo a los consumidores.

En La Línea de Golpeo** Mientras no se resuelvan los problemas de origen, para el caso específico de ésta última, seguirán registrándose las inconformidades sociales por los altos costos del kilowatt, cuyo costo de producción lo único que evidencia es la ineficiencia de la empresa.

Los Malosos** Es un círculo vicioso que debe corregirse desde adentro. Sobresale la actitud de un importante sector de la población que realmente no quiere ni pretende pagar sus consumos de energía, pero creo que lo más adecuado es trasladarle esa responsabilidad a quien se encargó de generar el problema y luego de propiciar la cultura del no pago. Si, Ya Saben Quién.

Jaque Mate** Realmente lo que requieren ambas empresas es tecnología de última generación y financiamiento importante para su crecimiento, diversificación y competitividad. Lo malo de estas necesidades es que ambas prioridades están enmarcadas dentro de la estrategia de la conocida Reforma Energética, ente diabólico y socialmente dañino, cuya evolución se contrapone al proyecto de establecer un gobierno de un solo hombre, bueno, como diría la tía Lencha, el proyecto es un gobierno socialista, pero eso, eso es otro cantar. Ya abundaremos** hasta mañana Dios mediante.

Por Mario Gómez y González

El autor de PARA USTED es analista, columnista político, corresponsal nacional y reportero local, con más de 30 años de trayectoria periodística en varios medios impresos de gran trascendencia e influencia en Tabasco. Egresado de la UNAM en la carrera de Ciencias de la Comunicación; lector y publirrelacionista nato.