Poder Político

Nadie, absolutamente nadie, debería abstenerse de participar en la en la literal «ratificación de mandato presidencial». Un ejercicio de participación democrática que cobrará tanta validez como se manifieste la voluntad popular el 10 de abril próximo. Sin embargo, los 30 millones 113 mil 483 electores quienes por mayoría se pronunciaron en la elección del 1 de julio de 2018 deberían ser quienes principalmente concurran para revalidar el voto o bien cambiar el sentido del mismo.
Desde luego que no fue cuestión menor que Andrés Manuel López Obrador -hoy presidente de los Estados Unidos Mexicanos-, impulsado por un movimiento emergente coaligado, halla logrado tener la inusitada simpatía de un 53.16 por ciento del total de quienes concurrieron a hacer válido su derecho político constitucional.
El Ejecutivo Federal en reiteradas ocasiones ha comprometido en las mañaneras su palabra de dar un paso al costado si no le favorece el resultado de la «ratificación de mandato», vendida así en su promoción por Morena.
Palabra empeñada que deberá honrar, aun cuando no se lograra obtener el umbral del 40 el ciento por ciento de participación en votos exigido legalmente para que sea vinculante a acatar lo que disponga el electorado.
El Jefe de Estado del Estado Mexicano, promotor del ejercicio democrático mediante encuestas telefónicas desde que gobernó el entonces Distrito Federal, argumenta que el colectivo social no tiene por qué tolerar todo el período sexenal cuando no cumple lo comprometido quien representa los intereses en el bien común del país.
En medio de la polarización entre afines y adversarios respecto del modelo de gobierno del presidente López Obrador, ambos frentes tienen la obligación moral de concurrir a expresar con el voto si está en pro o bien en contra, reflejar con la boleta su sentir.
Debería haber una congruencia en el individuo de ejercer su voto y no dar por hecho un resultado a priori, teniendo en cuenta que su participación puede marcar la diferencia.
Si bien habrá una consulta de «ratificación de mandato» que de origen nadie de los adversarios pidió, habrá que aprovechar la ocasión para manifestar su conformidad o inconformidad con la misma convicción que lo hizo en la elección de 2018.
Habrá que exigirle as a Andrés Manuel López Obrador, el Ejecutivo Federal del auto denominado régimen de la «Cuarta Transformación», que cumpla su compromiso, llegado el momento el resultado podría no favorecerle, en política nada es seguro técnicamente.
Con encuestas que le favorecen en promedio un 65 por ciento los resultados a la figura presidencial, aunque no así el saldo de la administración pública, afines y contrarios deberían impulsar la participación ciudadana. El propósito de la misma sería la oportunidad de hacer constar en la boleta su proclividad o bien censura, y no quedarse en la mera queja.
El Presidente de México ha manifestado en el sentido de que se otorgue al colectivo social el legítimo derecho de ratificar o rectificar a quien representa el mando presidencial. En sus palabras, «el pueblo pone y el pueblo quita».
Bajo el paraguas de que la voluntad popular decide, se tiene la ocasión en quienes habiéndolo votado en favor para Ejecutivo Federal en la insatisfacción al cabo de lo que lleva de gestión ahora es tenga lo oportunidad de optar porque sea removido, y viceversa para quienes de una postura inicial adversa ahora en su reflexión sea positiva.
Si bien el listado nominal de electores del INE con corte al 7 de enero de 2022 consigna la inscripción de 92 millones 968 mil 846 ciudadanos con credencial vigente, nadie puede dar por resuelta una revocación o ratificación de mandato cuando la convocatoria está prevista para dentro de 2 meses y 17 días contados a partir de ahora hasta el 10 de abril.
Podrán haber cualquier cantidad de encuestas que con el planteamiento de una pregunta oficial a modo que dan por válido la continuidad presidencial, pero la que se tomará como legalmente válida será la la consulta ciudadana organizda por el INE, el árbitro promotor del ejercicio en estricto sentido democrático.

Bitácora

Una farsa los parlamentos abiertos
eduhdez@yahoo.com

Por Eduardo Hernández

    Periodista y Analista Político, graduado por las Universidades Olmeca, Iberoamericana, Complutense de Madrid y Tecnológico de Monterrey, además del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. 27 años de experiencia profesional en el ejercicio del Periodismo Análisis, Consultoría, y Comunicación Institucional vinculado a los temas electorales, en Tabasco y Ciudad de México. Autor de la columna «Poder Político» que se publica cada semana  en Diario Presente y en Diario de Yucatán. Autor también del libro «Luchas por el Poder en Tabasco: 1825-2012» que documenta 187 años de historia y legislación electoral, editado por la Universidad Olmeca.