LA POSTA

SUERTE. Hay momentos en que la palabra positivo es muy negativa. Depende de quién la pronuncie, si es un empleador que nos avisa del empleo solicitado, es una cosa, pero si se trata de un médico después de practicar una prueba rápida, es otra. Como muchas cosas en la vida, el mensajero es el mensaje. Minutos antes de que me realizaran la prueba del COVID tenía la esperanza de salir negativo, pero en menos de cinco minutos la doctora pronunció la sentencia: ¡Positivo! Enseguida me prepararon un kit de tratamiento para llevarlo en casa con la advertencia de que tendría consulta abierta a cualquier hora en caso de que empeorara mi estado de salud. Al despedirme, el diligente enfermero que me atendió al final, me dijo muy amable: Qué tenga suerte. Pordiositosanto.
PROBETE. La madrugada del domingo 9 desperté con fiebre y escalofríos. Por la mañana buscamos un módulo de detección y ninguno estaba abierto a pesar de que la Secretaría de Salud mantiene en su portal el anuncio de proporcionar este servicio en fin de semana. ¿En qué lugar me contagié? Será siempre un misterio, pudo ser en cualquier parte, con cualquier gente, en el lugar menos pensado. Celebro la actitud de la doctora del área de urgencias de la clínica familiar 48 del IMSS, a la que acudí como último recurso, que ese domingo temprano tomó el toro por los cuernos al ver tantos tosientos y acongojados pacientes con el sello de COVID en la frente. Decidió aplicar la prueba de detección en ese momento y más de la mitad de los que llegamos estábamos contagiados.
SIETE. Por más que aseguren las autoridades sanitarias que con el ÓMICRON los síntomas son más leves y se recupera en siete días, la realidad es que, a pesar de contar con dos vacunas, como es mi caso que no alcancé el refuerzo, después de sufrir esta enfermedad aún no me recupero en dos semanas. Los tres que vivimos bajo el mismo techo, mi esposa, mi hijo y yo, pasamos siete días enclaustrados como lo recomiendan las autoridades sanitarias. Tanto mi esposa como yo, presentamos un cuadro de secuelas permanentes en nuestro sistema respiratorio.
CONTRASTE. La alarma por el ÓMICRON dejó plantados a miles de alumnos de escuelas públicas y privadas que iban a reiniciar clases presenciales hace dos semanas en Tabasco y en todo el país. Padres de familia y escolapios se quedaron con la mochila al hombro y una gran parte de los maestros afiliados al SNTE, continuaron felices sus vacaciones en los más caros centros turísticos. En contraste, la crisis económica de millones de familias por falta de empleo y bajos ingresos, empatada con la crisis sanitaria aumentada por el manejo político y no técnico de la pandemia, lleva irremediablemente a predecir una mayor demanda de servicios médicos en el sector salud que dejará temblando las finanzas nacionales.
LA ÚLTIMA. Desde Augusto Comte, el positivismo tiene como rasgo característico la aceptación del conocimiento científico como la única forma de conocimiento legítimo y el rechazo a la metafísica y la teología. Considero que habría que aplicarle una prueba al gobierno de México para conocer, qué tan positivos han resultado atendiendo este problema con visión política electoral cuando lo que se requería y se requiere es una atención con base en la ciencia y la tecnología. Sea por Dios.

Por Juan José Sánchez Gálvez

  Egresado de la Facultad de Comercio y Administración de la UNAM. Nativo de Macuspana, Tabasco. Premio estatal de periodismo 1995 en el género de Columna. Mención honorífica Premio Crónica Feria Tabasco 1996; Premio 1999 al Mérito Periodístico de la Asociación de Periodistas Independientes (API) y premio 2000 de la Asociación Tabasqueña de Periodistas (ATP). Reportero, jefe de información y columnista en el diario El Sureste de Tabasco; colaborador en los diarios locales Olmeca, Rumbo Nuevo, Ahora Tabasco y el semanario Jaguar. Coordinador de comunicación social de la CFE, Zona Villahermosa (2000-2009). Incursiona frecuentemente como analista político en diversos medios electrónicos (TV, Radio, RS) de Tabasco. Presentó su primer libro en 2018: La Víspera (crónicas de Macuspana) editado por el Gobierno del Estado de Tabasco y la Secretaría de Cultura.