En la Fundación Mario Benedetti, el martes 2 de agosto de 2022, se realizó la presentación del libro de poesía La vigilia de las horas de Víctor Manuel Barceló Rodríguez (Embajador de México en Uruguay).

 

Por: Jorge Nández Britos

Montevideo, Uruguay.– Cincuenta poemas. Un poemario poliédrico. Lo es por sus ángulos formados por varios planos que concurren en un punto. Lo es en el sentido de articular distintas estructuras poéticas: elegías, canciones, sonetos, poemas de verso libre.

Sin embargo, y al mismo tiempo, el poemario de Barceló Rodríguez se diferencia del poliedro porque este último limita un volumen finito, y el libro, en su dimensión conceptual, comprende una proyección temática global, iridiscente.

La vigilia de las horas articula perspectivas que entrelazan el amor, la esperanza, el dolor, la solidaridad, la conciencia latinoamericana, la visión histórica que se manifiesta en estados diferentes, en diferentes lides.

La estructura organizativa del libro instala un situación de equilibrio que se constata al cabo de la lectura. El primer y el último poema son “Arrullo” y “Eterno”, respectivamente. Dos poemas de amor. Entre esos dos extremos rondan diferentes estados de la voz para entramar otras temáticas cruzadas también por el amor en cualquiera de sus posibles tonos: solidario, fraterno, amoroso, estético, ético.

“Arrullo” es una composición en verso libre. Asume y expresa un estado encantado en un encuentro donde media el entorno de la naturaleza.

Todo parecía vencerse/ soles ocultos/astros opacados/verdades expresadas/el canto oral de la mañana/el ritmo ventral/de la noche/todo desalojando la pena/por tu ausencia.

El otro poema, “Eterno”, externaliza una perspectiva peculiar. La primera estrofa introduce el concepto de un amor en el mundo de los espíritus. El amor como unidad de espiritual. A este mundo se contrapone otro, el amor en el aquí terrenal de las flores y los árboles. Los cuerpos gozan y sufren. Se separan cuando alcanzan el éxtasis o el fracaso por la patencia de los errores de la carne y se acompasan a las exigencias sociales, la pobredumbre del interés. El impacto fatal del tiempo en el cuerpo que envejece y avanza hacia la rosa imparable de la vida y la muerte. El poema define al amor y dice que es un ritmo,/ es un acoso/ un dolor de verse y no verse/un gozo de la cercanía/ o de la distancia/ un pretexto/ un hecho/ elemento feliz de emparehase/ de acercarse y juntarse/ hoy/, mañana,/ siempre.

En el poema “Precio”, la voz poética se epxpresa desde una postura, si no suprema, enaltecida en el decir, y articula el signficado de condición ética y estética de la belleza, incluso con la pasión franca o la pasión errada o errática que destruye.

Una visión enmarcada en una perspectiva semejante a «Precio» es el poema «Verdad-Mentira». En esta ocasión, se incrementa la configuración simbólica y con ello se provoca una más amplia resonancia significativa.

El poema “¿Será?” recurre a la palabra, en el sentido creador y creativo. El poder ser desde el lenguaje se retrae a una faz de ensueño que el propio tiempo y modo verbal (imperfecto del modo subjuntivo y condicional) introducen la alusión a lo hipotético, lo posible en una irrealidad lindante con lo real.

Con que yo te nombrara/empezarías a ser,/porque también con palabras/se construyen mundos.

Con el formato de canción, otro color, otro tono delínea el poema “Ansioso”.  El ritmo ágil del verso de arte menor (tetrasílabos, pentasílabos, hexasílabos, heptasílabos,) traza un recorrido perceptivo movido por la emoción y el amor.

Interesante resulta la convergencia de la visión de la historia y de la mujer. Precisamente en el poema “Añoranza” confluyen estas dos dimensiones. Dice:

Entre mis huesos/ y tus carnes suaves,/ardientes/de una raza que no duerme/que no se rinde/aún en la hornacina/ en que metieron a sus dioses/ ni en la presión/ continua, febril, recalcitrante,/que intentó acallar las lenguas nuestras/incitándoles a trasmutarse en esperanza.

La perspectiva propiamente histórica aparece y se encarama en evocaciones de las circunstancias del terremoto del 19 de setiembre de 1985 tal como se expresa en el poema “Surgirá…si te atreves”.  A partir del acontecemiento, hay una apelación y una aspiración que invoca a los pueblos los mexicas a través de la mitología, al espacio geográfico de Anáhuac donde se fundó México -Tenochtitlán y, posteriormente, México -Tlatelolco. Un constructo nocional que se afirma en la conciencia de la historia y la identidad.

Porque si ayer se venció/la superficie del Anáhuac/hollada por sigleos,/
-porque así lo quiso la naturalez-/ hoy/mañana con más certeza,/volverá a renacer la Ciudad/mejor de lo que era/tal vez más al sur,/o hacia el poniente/persiguiendo al Sol/al Quinto Sol/que surgirá vigoroso en la penumbra.

También en la orientación histórica, el poema “Evolución” inserta una postura demandante, crítica, cuestionadora.

En los muros coloniales,/aún vigentes,/-más que adentro de las piedras/sacrificantes-/se sienten ecos de dolor/y de batalla,/allí está/-sonora y latente-/la historia general de nuestras eras,/el calor que dio vida y dio nación;/los excesos de las aviesos y encorvados;/la savia de los mártires,/el empeño de los vencedores.

Por su lado, el poema “Creación” manifiesta la sublevación de la cultura, la rebeldía, la acusación y la denuncia frente a la conquista:

Porque es así:/ provienes de culturas/profundas/definitivas,/aquellas/-nuestras-/soterradas por la barbarie,/-conquistadora y brutal/nunca desaparecidas

La elegía, otro recurso poético al que recurre Barceló Rodríguez, abre su canto para el poeta tabasqueño Carlos Pellicer («Carlos-poeta»).

El sonido cadencioso/de tu metáfora inconfundible,/vital/ adorna horas de lectura suave/que deja entrever pasiones/ dolores escondidos/penas añosas/ y amores/ sí, amores como los que piden/ hoy/ siempre/ una entrega total/como la tuya/ a esa tierra que hollaron tus plantas/y acariciaron tus poemas/eternos.

El sentido elegíaco también labra el verso con “Canto a Cardenal” para reconocer al poeta nicaragüense:

Avalas en tu verso/en tu experiencia sentida/tu palabra valiente y profética/la ramazón de tu lucha/que a soslayo del clero/te hizo guía hacia lo eterno.

La percepción del mundo se vive en los objetos, en la naturaleza porque todo vive en al vigoroso seno de la lluvia en un ámbito de totalidad espacial y temporal. La vigilia, la vigilancia deviene en un sentimiento y un saber que las naturales energías prodigiosas no pueden disimular ni cubrir la ausencia del amor. Así habla  “La vigilia de las horas”, poema que da título al libro:

Todo vive y crece/en el vigoroso seno/de la lluvia;/sementera ilusionada,/fuerte/en la fértil tierra:/ahí planté esperanzas/ y recuerdos/que se cubren con el eoco de tus/voces,/y -siempre conmigo-/en la distancia, en los tiempos (…) Pero ni el viento,/el sol/la húmeda tierrra -energías prodigiosas-/ pueden cubrir la ausencia/de tu amor…

En suma, La vigilia de la horas es un libro que se sustancia en una asunción humanista de la existencia. Desde ese eje y enclave, deriva la fuerza de la memoria, el sentido solidario, la conciencia cruda de ser, el compromiso intelectual con el ayer, el aquí y el ahora, y se consagra en el amor de existir. Por esas vivencias se irradia el yo poético del poemario.

 

 

Por Redaccion