CARTA ABIERTA
Tabasco enfrenta una crisis de seguridad que no da tregua. El gobernador, consciente de la gravedad, ha tomado decisiones contundentes. La llegada de 180 elementos del Ejército Mexicano y la Guardia Nacional como parte del Operativo Tabasco Seguro refleja su compromiso por devolver la paz a las calles.
El despliegue, realizado en coordinación con autoridades federales, busca reforzar la vigilancia en zonas clave. Javier May ha dejado claro que la seguridad es una prioridad, y su determinación ha sido respaldada por la alcaldesa de Centro, Yolanda Osuna Huerta, quien calificó como oportuna y necesaria la llegada de las fuerzas federales.
El trabajo conjunto entre el gobierno estatal, los municipios y la federación será determinante. La alcaldesa Osuna ha mostrado plena disposición para colaborar, destacando que esta medida responde a una estrategia integral diseñada para atacar el problema desde múltiples frentes. Su respaldo refuerza la postura del gobernador, enviando un mensaje de unidad institucional frente al desafío que representa la delincuencia.
La presencia del Ejército genera expectativas. La población, cansada de la violencia, espera resultados concretos. Si bien el refuerzo es un paso en esta ruta, el éxito dependerá de la capacidad de las autoridades para transformar esta acción en una solución sostenible.
Es fundamental que las fuerzas desplegadas trabajen bajo un esquema de inteligencia y precisión para desarticular a los grupos criminales que han sembrado el caos.
El gobernador encabeza una estrategia respaldada por todos los alcaldes y otras autoridades. Y este apoyo refuerza la confianza en que las acciones son parte de un plan bien estructurado.
Tabasco enfrenta un reto sin precedentes, pero con determinación y coordinación, el mandatario tiene la oportunidad de recuperar la paz en nuestras calles.
Por todo esto, ha llegado el momento de no subestimar los crímenes que buscan generar terror y caos en la población.
:LA RÚBRICA
La columna de Salvador García Soto en El Universal lanza afirmaciones graves: una presunta ofensiva legal, liderada por el próximo secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, para llevar al expresidente Andrés Manuel López Obrador ante la justicia estadounidense. Sin embargo, ¿cuánto de esto está basado en hechos verificables y cuánto en conjeturas?García Soto cita «fuentes cercanas» a Rubio y menciona declaraciones de personajes como Ismael «Mayo» Zambada y los hijos del «Chapo» Guzmán. Pero hasta ahora, ninguna autoridad estadounidense ha confirmado la existencia de un expediente formal contra López Obrador. Las declaraciones de capos suelen ser utilizadas como herramientas políticas más que como evidencias concluyentes. No es casual que esta «ofensiva» se mencione justo en el inicio del mandato de Donald Trump, quien ha mostrado posturas hostiles hacia México. Vincular a López Obrador podría ser una estrategia para justificar presiones políticas o económicas. La presidenta Claudia Sheinbaum, lejos de deslindarse del tabasqueño como sugirió Ernesto Zedillo, reafirmó su lealtad en un discurso reciente. Esto envía un mensaje claro: el obradorismo sigue siendo la base ideológica de su gobierno. Sheinbaum subrayó la importancia de una relación respetuosa con Estados Unidos, dejando en claro que México no se subordinará a intereses extranjeros. Si bien las acusaciones publicadas por García Soto generan ruido mediático, es imprescindible manejarlas con cautela. Sin pruebas concretas, resulta prematuro dar credibilidad a una narrativa que podría responder más a intereses políticos que a hechos comprobados… El supuesto documento distribuido a los senadores de Morena, atribuido a López Obrador, sigue generando gran controversia. El texto, de más de siete páginas, plantea una defensa vehemente de la “autonomía nacional” y rechaza de manera rotunda la clasificación de los cárteles mexicanos como organizaciones terroristas por parte del gobierno de Donald Trump. En el escrito, se advierte que este paso sería una grave amenaza para la soberanía de México y pone en peligro la política de pacificación que el gobierno de AMLO implementó desde su sexenio. Si bien algunos representantes como Gerardo Fernández Noroña y Adán Augusto López han desmentido la autenticidad del documento, sugiriendo que se trata de un intento de desinformación, no se puede pasar por alto la preocupación que refleja el contenido. El mensaje parece no solo reafirmar la postura ideológica de la administración morenista, sino también alertar sobre los posibles efectos de una política de confrontación con los cárteles, que podría distanciar al gobierno de su base popular. En este sentido, se puede interpretar como una advertencia: mantener la política de “abrazos, no balazos” para evitar la ruptura entre el gobierno y los ciudadanos. Este debate también abre la puerta a especulaciones más profundas, como la posibilidad de que un cambio en la estrategia de seguridad, encabezada por Omar García Harfuch, podría desencadenar una mayor inestabilidad interna o incluso un levantamiento armado, en caso de que la presión de Trump se traduzca en intervenciones militares. Así, el documento refleja una postura sobre la seguridad, una defensa ideológica de los logros del gobierno de AMLO. Mientras se sigue cuestionando la veracidad del mensaje, el hecho de que haya generado tanto ruido y discusión entre los actores políticos y la opinión pública deja claro que, sea verdadero o no, el documento expone las visiones dentro del movimiento morenista y las complejas relaciones que habrá con el magnate estadounidense. Este asunto, sin duda, continuará como un tema de debate.