CARTA ABIERTA
Para los distraídos podrá parecer algo menor pero no lo es. Menos, cuando se sabe que en política la forma es fondo. Hace quince días, Claudia Sheinbaum se quejaba de preguntas ‘violentas’ del entrevistador Hugo Triano Gómez. Ayer jueves, ante el titular del mismo medio donde la exjefa de Gobierno explotó, Adán Augusto mostró templanza, respondiendo con aplomo la artillería de preguntas inquisitivas del titular de Telerreportaje. Esta anécdota marca una diferencia entre el arrebato de la intolerancia frente a la inteligencia política.
En plena definición de la candidatura presidencial, ante la mirada observadora de López Obrador, la diferencia de reacciones en sendas entrevistas dice mucho de las personalidades de ambas ‘corcholatas’. Más, cuando se sabe que Telerreportaje, emisión que inició en la XEVA para luego mudarse a la XEVT, es la cuna mediática que dio cabida a los inicios de la carrera política del presidente.
Es decir, el 14 de junio Claudia no solo se enemistó con el periodista, también lo hizo con la radio donde inicio el movimiento obradorista en Tabasco y que con el paso de los años se extendería por todo el país. Y no valen los pretextos de que Sheinbaum había sido advertida sobre la afinidad de Telerreportaje, de la XEVT, con su competidor Adán Augusto López. Porque aún suponiendo que esto fuera cierto, en ninguna de las preguntas de Hugo Triano a Sheinbaum se notó alguna provocación o ‘mala leche’. Los internautas podrán confirmar que las preguntas, aunque inquisitivas como es el estilo de Telerreportaje, no cayeron en el irrespeto y menos el ataque directo.
Pero también imaginando que esto último hubiera sido cierto, ¿que acaso un político destinado a gobernar el país no debe estar preparado para esto y más? ¿No es en estos episodios donde se muestra la clase de madera de un aspirante presidencial? Porque entonces, si no puede sacar adelante una entrevista difícil, por muy complicada que lo sea, ¿cómo podría tener la responsabilidad de conducir a millones?
Hay un ejemplo de cómo manejarse en momentos de crisis (si es que así puede calificarse la entrevista de Hugo Triano Gómez). En Campeche, César Burelo funge como delegado político de la campaña de Adán Augusto. Como se sabe, Layda Sansores respalda a la exjefa de Gobierno. Pues bien, es el pan de cada día que los medios le hagan preguntas complicadas y hasta provocadoras al exdirigente de Morena. Pero lejos de quejarse de ‘violencia’, Burelo ha mostrado oficio político para salir airoso, sin daños colaterales.
Por tenerse fresca en la memoria colectiva la entrevista de Sheinbaum en la XEVT, por haberse dado el jueves 3 otro diálogo con Adán en ese mismo medio, es imposible no hacer comparaciones. Y aunque algunos lo minimicen, argumentando una exageración, la forma de conducirse revela mucho del político, o política, involucrado. Y de estos pequeños sucesos debe estar enterado el inquilino de Palacio Nacional, porque para eso los puso a caminar: para ver de qué están hechos cuando se enfrentan a la realidad del país en todas sus formas.
Por lo demás, la entrevista de Emmanuel Sibilla a Adán deja otro simbolismo importante: la confesión del exsecretario de Gobernación respecto a que fue AMLO quien lo encartó como una «corcholata» para buscar ser su sucesor.
Si nos atenemos a esta revelación, y conociendo al presidente, algo muy importante le depara el futuro al gobernador con licencia. Quizá por eso es que, a diferencia de Marcelo y Claudia, está recorriendo casi palmo a palmo todo el país.
Es impensable, pues, que AMLO lo haya sacado de Tabasco y de la Segob para ponerlo solo como relleno en la sucesión. Porque además es su ‘corcholata’ de más confianza. Y ahí están algunas encuestas que lo ubican ya como puntero. Parece que sucederá lo que para muchos resulta, todavía a estas alturas, un sueño guajiro, exclusivo de sus más cercanos seguidores.