CARTA ABIERTA
Andrés Manuel López Obrador habló sobre su decisión de no irse de inmediato a su rancho en Palenque, Chiapas, conocido como «La Chingada», generando una ola de análisis en torno a sus verdaderas intenciones post-presidenciales.
El mandatario, que había prometido retirarse de la vida pública al final de su sexenio, ahora ha dado un paso atrás, anunciando que se quedará «unos días» en la Ciudad de México para «aclimatarse».
Esta decisión, que a primera vista podría parecer trivial, tiene implicaciones que trascienden lo personal.
Uno de los motivos más claros para su permanencia en la capital es la seguridad.
A pesar de ser un hombre que ha rechazado el lujo y los excesos, la Ciudad de México le ofrece una estructura de protección mucho más sólida que Palenque.
En la capital, estará mejor resguardado, no solo físicamente, sino también en términos de su influencia política.
Mantenerse en la Ciudad de México también asegura una presencia continua en el epicentro del poder político.
Aunque AMLO ha insistido en que se retirará de la vida pública, su mera presencia en la capital será una sombra constante sobre el nuevo gobierno. No es lo mismo estar en «La Chingada» que en el corazón del país, donde el flujo de poder y decisiones es constante y tangible.
A lo largo de su mandato, López Obrador ha dejado claro que su proyecto de transformación es personal y profundo.
Al quedarse en la Ciudad de México, puede supervisar más de cerca la implementación de este plan.
La Ciudad de México es el centro neurálgico del poder en México. Desde allí, AMLO podrá mantener contacto directo con los actores más relevantes de la política y la economía nacional, algo que en Palenque sería más complicado.
Estar cerca de los que toman decisiones clave le permitirá mantener su influencia sin necesidad de ocupar un cargo formal.
Quizás el aspecto más relevante de esta decisión sea su cercanía física y política con la próxima presidenta del país, Claudia Sheinbaum.
Si bien Sheinbaum ha mostrado lealtad a su mentor, la pregunta que muchos se hacen es: ¿Hasta qué punto seguirá siendo ella una extensión de los deseos de AMLO?
Estar cerca de la nueva presidenta implica tanto ventajas como desafíos para ella, y es probable que la relación entre ambos continúe en los mejores términos.
¿Realmente se va AMLO? Su salida de la presidencia es un hecho, pero su retiro de la vida pública está lejos de ser claro.
Las piezas están en su lugar para que su influencia se mantenga: gobernadores, Congreso, gabinete e incluso su propio hijo Andy dentro del partido.
Todo parece indicar que, si bien AMLO dejará el Palacio Nacional, seguirá siendo un actor clave en el tablero político.
La decisión de no irse a Palenque es un síntoma más de un líder que, aunque declara estar listo para el retiro, no ha cerrado la puerta por completo.
Por tanto, aunque el 1 de octubre signifique el fin formal de su mandato, no parece que sea el final de López Obrador en la política.
Así que, ¿se va o no se va? Esa es la verdadera pregunta que quedará flotando en el aire en los próximos días, mientras él, cómodamente instalado en la Ciudad de México, sigue escribiendo el futuro del país desde el centro del poder.
: LA RÚBRICA
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