CARTA ABIERTA

En todos los niveles de Morena, desde Obrador hasta el militante de a pie, pasando por Mario Delgado y siguiendo con Adán Augusto y el dirigente estatal, Pedro Hernández Jiménez, hay plena convicción en respetar las encuestas como método interno para elegir a los candidatos a los distintos cargos de elección. En Tabasco, como tierra de López Obrador, esta pauta es doblemente exigible por razones obvias.

La encuesta fue vía para la elección del presidente nacional del partido. Y ha seguido funcionando en la nominación de los candidatos a las gubernaturas donde este año habrá elecciones. La encuesta también se aplicará para los abanderados a las diputaciones locales. Igual para las alcaldías. Y la de Centro no será la excepción.

En el caso de Tabasco, Centro es el municipio más disputado en cuanto a la nominación. Todos los partidos buscan ir con sus mejores cartas porque es mucho lo que se juega en lo político y en lo electoral. Porque, además, del resultado en la capital tabasqueña depende en gran parte la conformación de la Cámara de Diputados, pieza clave para el mandato del gobernador en turno.

En Morena, hay ahora mismo tres aspirantes a la postulación: Jesús Alí de la Torre, Madian de los Santos Chacón y Yolanda Osuna Huerta. A pesar de que todo mundo sabe que Chucho Alí cuenta con las mejores credenciales políticas y electorales, seguido por el exsecretario del Ayuntamiento, aún hay algunas voces pensando en que la exsecretaria de Cultura podría tener alguna posibilidad.

El caso es que Morena no tendría porqué basar la nominación de su candidato, o candidata, sobre la base de percepciones o corazonadas; más cuando los datos duros son los que indican el pulso real en el ánimo de los electores.

Es aquí donde Mario Delgado y Pedro Hernández Jiménez tienen la pauta de acudir a las encuestas a fin de saber cuál de los tres aspirantes registra el mayor respaldo popular. 

Los sondeos evitarían tres peligros para el partido: 1. La impresión de que el viejo ‘dedazo’ priista sigue presente, 2. El riesgo de perder la capital y con ello entrampar la segunda parte del mandato de Adán Augusto y 3. Mandar la señal de que en la tierra del presidente Obrador hay excepciones a la hora de ejercer la democracia interna.

En estas condiciones tan claras para tirios y troyanos queda muy clara la razón política, ética y electoral de dar paso a las encuestas como forma de elegir al candidato de Morena en Villahermosa. Actuar en otro sentido no haría sino ahondar una profunda desazón en la militancia de a pie, preguntándose cómo  pudo tomarse otra opción tan riesgosa para los intereses del partido. Porque, en definitiva, perder la capital de Tabasco afectará la imagen del presidente Obrador.

Queda a la vista, pues, cuál de los tres aspirantes tiene mayores tablas para plantar cara a un súper popular Andrés Granier en el PRI, a un experimentado Manuel Andrade en el PRD y al fuerte empuje juvenil de Gerardo Gaudiano en Movimiento Ciudadano. Mario Delgado tiene los compromisos de: 1. Responder a la confianza de Andrés Manuel y 2. Respetar la voluntad de los villahermosinos y de los tabasqueños en general. 

Actuar a contralógica parecería algo sinsentido para el partido en el poder.  Es algo que ni Andrés Manuel ni Adán Augusto le perdonarían a un Mario Delgado que así estaría sellando su caída anticipada. No hay tiempo, pues, para artilugios de ocasión. Es necesario actuar con la seriedad y responsabilidad que el caso amerita.

Por Jorge Núñez

Periodista nacido en Villahermosa, Tabasco. Ha sido reportero de los diarios Contacto y a. m. de León, Guanajuato, además de Tabasco Hoy y Milenio Tabasco. También estuvo como jefe de la oficina del diario Correo de Guanajuato en la ciudad de León. Fue jefe Información de Diario Presente. Ha cubierto campañas presidenciales y a la gubernatura. Desde hace doce años es autor de la columna CARTA ABIERTA, publicada en varios portales electrónicos Twitter: @jorgenunez63