CARTA ABIERTA
Luego de que Carlos Merino rindiera protesta en el Congreso como gobernador interino, los periodistas le hicieron una serie de preguntas en la rueda de prensa organizada en Palacio de Gobierno. Dos de las más puntuales las hicieron los representantes de Tabasco Hoy. Una de ellas se refirió a quién tomará las decisiones en su Gobierno y otra fue acerca de cómo será su relación con la prensa, con los medios de comunicación.
En cuanto a la primera de las preguntas, el Capitán respondió que todas las decisiones serán tomadas aquí, dando por hecho que él asume toda la responsabilidad de su gestión. En torno al trato con los medios de información, su respuesta al periodista radiofónico Filiberto Lastra fue breve pero clara: “Lo vamos a analizar”.
En perspectiva, podría pensarse que el mandatario analizará el tema de la relación que los anteriores gobiernos han mantenido con los medios de comunicación. En comparación con el hermetismo que caracterizó a Adán Augusto, quien casi nunca abordó el asunto en público, Merino ha dejado la puerta abierta a la búsqueda de un modelo transparente, equitativo y respetuoso.
La conferencia de prensa dada en Palacio de Gobierno parece ser una buena señal en ese sentido, en el ánimo de ‘democratizar’ la información. Parece que será una marca del nuevo gobernador y apunta, de inicio, a un acierto.
Sin del ánimo de imitar las ‘mañaneras’ que el presidente Obrador ofrece todos los días, Merino ha asumido una actitud de respeto a la labor informativa, sabiendo que los medios son un valioso puente de comunicación entre el Gobierno y los ciudadanos.
Este puede ser un gran ejercicio democrático, porque dar conferencias de prensa periódicas puede llenar cualquier hueco abierto que pudiera originar distorsiones en la información que el Gobierno quiere hacer llegar a la sociedad.
Aún sabiendo que la rispidez ha guiado la relación del presidente con algunos sectores de la prensa nacional, lo cierto es que con las ‘mañaneras’ Obrador ha mostrado apertura al definir una nueva política en materia de acercamiento, no solo con los reporteros, sino también a la ciudadanía.
El caso es que la política de comunicación del presidente ha sido copiada por algunos gobiernos morenistas y esto ha generado varios problemas. En principio, se entiende que Obrador esté distanciado de quien fuera el sector más privilegiado de la prensa capitalina, especialmente porque ha sido la más crítica de su larga carrera política. Esa crítica rebasó muchas veces la objetividad periodística, situándose casi casi en un asunto de ataque y denostación personal.
Pero esto no ha pasado en los estados donde los candidatos de Morena han emergido, la mayoría de las veces, de partidos tradicionales como el PRI, PAN y el PRD. Es decir, los nuevos gobernantes morenistas fueron tratados imparcialmente por los medios de comunicación locales, sin caer en la persecución que Andrés Manuel sí sufrió a lo largo de décadas por parte de un sector de la prensa de la Ciudad de México.
Por eso puede entenderse que Obrador use expresiones despectivas como «el hampa del periodismo» o «prensa fifi» para desprestigiar, principalmente, a medios conservadores. Sin embargo, esto no es aplicable a los medios locales que en su momento hasta mimaron a los actuales gobernantes de Morena cuando estaban en otros colores. Por eso ha sido un error pretender aplicar el modelo presidencial en los estados y municipios donde gobierna Morena, porque en la mayoría de los casos no hay ni “prensa fifí”, “prensa conservadora” o “prensa hostil”.
Se sabe que el gobernador Merino entiende el importante papel de los medios de comunicación, representados en su mayoría por buenos periodistas. Por el momento, su postura de “lo vamos a analizar” representa un punto de partida para fortalecer la relación entre el Gobierno y la prensa tabasqueña, siempre en el marco de la dignidad y el respeto mutuo, pero más que nada en la transparencia. Parece lo justo para todas las partes.